“Los argentinos no han dado señales de vida…”
(del diario del “Ché” en Bolivia)
La pena terca casi sonreía a la fábula.
Se diría que sí
parece
frente a las puertas de la luz última
que en los ocho puntos cardinales de América
no le espera la lámpara
rodeada de risas
sino un montón oscuro
de infinitas figuras contraídas.
Dictar un bando revolucionario
disponiendo la reforma agraria
la sociedad convertida
en una gigantesca escuela
como quien trae su fogata incomprendida
al triste sitio de la intensidad de ayer
un horizonte dividido.
Ahora cada quien su cicatriz
sus tangos, el mate
sus olvidos
su personal inviolable cigarrillo
una mina si cuadra, el fútbol
y volvé general cuanto valés
pero ché que querés
las condiciones.
No sé si el tiempo cerró las perspectivas
pero me pregunto cómo
alguien
que ganó el destino
al soplo que lo seguía
cómo pudo esperar
de nosotros
viejos discutidores.
Hemos encontrado la fórmula
para las bárbaras justificaciones
cómo entonces
-por la victoria algún día-
como pudo esperarnos
cuando tenemos nuestro cubil
para seguir hablando proponiendo
fumando
así de interesantes.
Los grandes destinos
Esperarán un poco más.