Los que no merecemos ninguna confianza
los que entramos a la vida
perdiendo dos a cero
esperamos una señal
como quien oye silbar lejos
no las complacencias
ni los escenarios de por ahí.
Ah
la pobreza tiene sus dificultades
(aunque hayamos accedidos a salones
sin tropezar con las alfombras
algo retumbó siempre, algo suena)
Los que no somos dignos de ninguna confianza
somos los hijos de esas soledades
fácil presa de las tardes
y de las traiciones.
Pero qué hacemos aquí entonces
quiénes somos
cómo estar
frente a las instituciones de la descalificación
y el olvido.
Son los días donde la situación
la verdadera límite
es lo cotidiano,
allí donde se reúnen
los productos y las necesidades.
Hemos procurado
aislar algunas situaciones
esperado vigilantes el mensajero
pacientemente
entre opiniones sobre la lluvia
el verano
lo que mata es la humedad
el colmo
está crecido el Paraná
las porciones del sexo a la hora
en que la gente sale del trabajo
entre gerentes, maestros impagos
la gran confusión
márgenes de olvido
el cuerpo mutuo de la tarde
donde crecen, no ya los sueños
sino las cosas como son
aunque el tiempo no hable y se disperse.
Nos reunimos en señales de ocultación
bajorrelieves que algún día
nos ahorrarán pedir disculpas.
Permanecerá nuestro íntimo alfabeto
resonantes abrazos
y habrá piedad para los heridos de muerte;
tal vez un poco de su miedo
algunos levantadas alegrías suficientes
decidiéndonos hacia el costado de los días
o las más estridentes
fiestas del corazón agitado
difícil saber si a lo largo o a lo ancho
para seguir confundiendo la patria
con cosas que no se le parecen
que nada tienen que ver
ni con los “descubridores”
que la primera vez
golpearon aquí sus sandalias.
Ah cuántas olvidadas sombras
se nos revelan!
Tratamos
seguimos tratando
de evitar que el viento se meta
en esa muela picada desde la infancia;
nadie encontrará lo perdido
nada nos reencontrará con el río
los arroyos, las islas
casi todo nos tornará
revolucionarios o resentidos melancólicos
mas nada logrará adscribirnos
a la prevenida transigencia diaria
descuidaremos el lenguaje
tal vez se demore
pero vendrá la disonancia
ella no nos abandona. Imposible
tirar por la borda tanta humillación.
El amor inalterable jura que todo está inalterado
y sabe
que lo que no tiene aún sigue siendo todo lo que tiene.
La contrapartida:
nadie se atreverá a celebrar nuestro desconcierto
somos peligrosos en definitiva
la coherencia suele acarrear tales aflicciones
llega hasta turbar la soledad
la serenidad perderse con torpeza.
Les llegará la imposibilidad de darse vuelta
decir nada sabemos ni queremos
nadie no podrá decidirse
la dócil verdad pedirá cuentas
el robador y el robado no se perderán en la oscuridad
nadie escapará intentando explicaciones
a pesar de las rodillas fácilmente dobladas
no quedarán al margen
se aburrirán sin mediación.