ESCRITO 3

 

Apurados como a quien

le aguardan asuntos importantes.

Luego de la soledad

                        

                                     nada

 

sino quizá la extrañeza

de sentirnos vivos.

 

Nada que oponer

al mercado de prestigios

sino la amargura sin esperanza.

 

Las sendas que inducen

al susurrar del aire

esa inquieta dulzura

esos silencios

en que las cosas se violentan

ceden, se transfiguran

y traicionan su último secreto.

 

Ya el suelo está cansado

la puerta bien cerrada

de la vida

en un terreno comunal.

 

Vaya si la entrada

fue abierta o la forzamos

aún en el perfume del amor

la tejida verde sustancia

el repecho de la crónica

la palabra que acepta morir

como la flor de un solo día.

 

Alguien prometiendo recuerdos

 

me invita a su juego

donde otro tiempo

 

                                    distrae la distancia

 

y las esencias eternas

parecen recién hechas

de nuevo organizadas, lúcidas

cuando todo parecía sin sustancia.

Juguemos, entonces

a la sangre que te nutre

pero quiero las blancas

estoy dispuesto a pelear por las blancas

ahora en que la memoria

recobró su dádiva

su interrogación compleja.

Ni me sorprende

que en esta hora del asentimiento

hayamos decidido el silencio

el repliegue turbulento.

 

Recuerdo por ejemplo

con las negras

 

                        ahora quiero las negras

 

el día en que juntos

estallábamos una vidriera

del servicio del norte

y éramos uno para la policía

estábamos juntos

irrumpidos por miedo

la bronca de la piedra precisa

 

juntos habíamos concertado

 

hay que matar al rico

y al pobre para que nazca el hombre.

 

Es lo mismo

                      la noticia

 

es que no hay noticias

ya ni solicitan nada mejor

la inmensidad imprevista

la remisión del paisaje conocido

aspirado en el vacío

donde Ella habla de los restos

de las ligaduras invisibles.

Reducidas a un bollo de papel

prefieren el sueño

del que las ha poseído

munido de las ciencias

luminosas u ocultas

marcado el sentido de la diferencia

nadie casi se interesa

por el muerto

desconocido y lejano.