Son los tiempos en que la angustia
cambia vestidos y costumbres
aún cuando es exactamente real
como la de los días
en que andaba los primeros años.
Los brujos entretelones del fútbol
dios mío cuando picaba dentro del área
o una bicicleta azul hecha en Italia
o los misterios del amor
que ya vas a ver como estalla.
No hablaré de la sangre
de sus viejos cursos
viajera del silencio
ahora en que los árboles
las calles, éste mi río agua de américa
hasta alguna reja, tienen historia.
Quién hubiera dicho
que todo, todo, después sería
la antesala de septiembre
ascendiendo desde perdurables heridas.
Es la voluntad que remarca
sensibles lejanías
ya es el estremecimiento o la derrota
o los dulces recogimientos
que se alzan para la lucha más firme
para entendernos en nombre de íntimas ausencias
casi nada cuenta la medida
de vulnerables aciertos
generales productos de desajustes
más emocionales que lúcidos.