EL PALMAR

Otóñanse los eucaliptos

los gajos del suelo

semejan

          un bronceado viento

bajo.

Este cielo

no cesará de ser azul

ni dejará que los pájaros

no se entreguen a la luna.

Las palmeras

que se agitan

frente al soplo del Este

parecen bailar

se parecen, sí, a

verdes figuras de Degás.

 

Colón  (e/ríos)  -  1977