AMERICA, DESDE AQUÍ

No merecemos esperar más que los otros

pero es legítimo recibir cual los demás.

Mientras las que se levantan

no sean sino las banderas retóricas

séame permitido aguantar

la risa y la tristeza.

Desde aquí, donde la sangre me lleva y trae

pregunto qué memoria daré

al país que me dio el recuerdo.

Así, al ir hacia el cielo azul

Mi intolerable demanda es querer

mi parte de Artigas y Ramírez

de charrúas y minuhanes.

Y al regreso por el mismo túnel

-entre mi debilidad y los deseos-

ver por Estanislao López o don Celedonio

o los calchines y timbúes.

Es un mal entendimiento,

en contra de la disolución,

vivir apartado de las rudas criaturas.

Quiero, entonces, para abogar en la oscuridad,

la mitad de la biblioteca grosamente robada.

Quiero, en el cuerpo mutuo de los hermanos dispersos,

mi cuota de barbarie.