No merecemos esperar más que los otros
pero es legítimo recibir cual los demás.
Mientras las que se levantan
no sean sino las banderas retóricas
séame permitido aguantar
la risa y la tristeza.
Desde aquí, donde la sangre me lleva y trae
pregunto qué memoria daré
al país que me dio el recuerdo.
Así, al ir hacia el cielo azul
Mi intolerable demanda es querer
mi parte de Artigas y Ramírez
de charrúas y minuhanes.
Y al regreso por el mismo túnel
-entre mi debilidad y los deseos-
ver por Estanislao López o don Celedonio
o los calchines y timbúes.
Es un mal entendimiento,
en contra de la disolución,
vivir apartado de las rudas criaturas.
Quiero, entonces, para abogar en la oscuridad,
la mitad de la biblioteca grosamente robada.
Quiero, en el cuerpo mutuo de los hermanos dispersos,
mi cuota de barbarie.