LA MUERTE

 
 
Las cosas que necesitaste fueron ayer, hoy es pasado.
No vivir con humor es mirar sin ver el sol. La velocidad del reloj te consu­me y te va irritando en tu espejo.
Ahí queda tu imaginación, en las hipótesis de sentir, perdiendo tus sentidos, hundiéndote en cada pendiente que te arrastra sin piedad.
No hay resistencia de actitud ante este destino realista y tu clase social se queda en la orilla de tu mar, no entra en el océano.
Sin reflejos llegas, con poca adrenalina que se no se puede ocultar.
Todos veremos algunos viejos amigos y a veces amores que se te olvidaron en tu vida.
En el bosque de las tumbas hay excepciones para el que sufrió, porque vivir es lentamente fugarse para morir; es el ciclo humano, para todos igual, o peor que igual; porque nacer vencido es morir castigado.
Todos viajaremos en el mismo descanso, pero morirse no es nada si miras la naturaleza.