SAN CARLOS, Concordia, en Argentina, julio de 1888
Querida hermana:
En estos días los argentinos celebran el aniversario de su Independencia. No deja de ser simpático el hecho de que las dos fiestas nacionales se festejen en la misma semana ¿no te parece? ¡Aunque son tan opuestas las condiciones del tiempo! Estamos pasando una semana de frío, lloviznas y nieblas, nada parecida a la radiante semana de julio en París, el año pasado sin ir más lejos… Antes de embarcarnos pasamos unos días en casa de la familia Coulon, parientes de la señora Demachy y justamente el 14 de julio celebramos bailando en las calles y por la noche fuimos a oir un concierto de la banda militar en el jardín de Luxemburgo. ¡Qué lejano me parece ahora todo aquello! Pero no tengo tiempo de entristecerme; no lo hago, además, porque me siento muy bien aquí, es un país joven y pujante, con amistades incipientes pero sinceras. El 9 de julio tuve la tarde libre y una de las criadas me invitó a compartir los festejos en su casa, no lejos de aquí. Se reunieron unos cuantos jóvenes y allí fui también yo, como invitada. Sirvieron bizcochos, pastelitos de dulce y un humeante chocolate que nos quitó el frío de la caminata y para festejar a la Patria un “manjar blanco” que probé por vez primera.
Cuando estábamos terminando el convite de Da. María de Insaurralde, nuestra anfitriona, llegaron los Olivera con sus guitarras y bailamos hasta la tardecita en la en-ramada. Don Insaurraldo preparó las brasas y los muchachos iban asando jugosos trozos de carne con los que nos agasajaban.
Querida hermana, yo creo que a ti también te gustaría vivir aquí y conocer a mis nuevos amigos. Son trabajadores y formales, pero alegres y ocurrentes, sin dejar de ser respetuosos. Cuando ya estaba alta la luna en el cielo nos acompañaron hasta “San Carlos” adonde ya volvían los señores Demachy de la celebración patria en el Teatro Beñatena, en el centro de la ciudad. Cuando me vieron tan contenta y bien acompañada se alegraron mucho al saberme feliz en la nueva casa.
Hasta muy pronto. Te abraza
Madame Bec, tu hermana Dauphine.