SER ISLA

 

 

soñé con una isla y   escribí

poemas. la voluntad de los flujos nos  promete

la dicha.

encuentro la isla.   

la isla tiene dos acantilados y un pueblo hecho piedra,

alrededor del horno, nos miramos y atravesamos la flora:

litoral – hoja – cafecito exprés

cien monedas caen en nuestras manos,

la lluvia es nuestra  fortuna.

 

en la isla los hombres comen queso

y las mujeres ajíes, andan desnudos

con la piel estirada por el  viento,

fuman seguido y se sientan  encimados.

si pudieras verme, metida entre sus genitales

gimiendo como ellos, me entenderías un  poco.

 

 
 


 

 

La gente de la isla me saluda

con un gesto de la carne, para ellos 

  el universo es salud y derrames.

camino por la playa alta, cargo arena,

mido el día con la vara de los  santos.

 

alguien murió del misterio de la arena

creyó en el solsticio  y

olvidó su naturaleza de bestia.

aquí estoy / le digo:

sube al cielo  por mis senos de  madre.

 

la marea está alta, creció sin nosotros.

sobre el agua, un hombre antiguo y

una mujer que sabe

mirar mi ojo.

 

 
 


 

 

la isla nos acuna,

usás el resplandor de ellos

para hablarme de tu pena.

me acuerdo ahora del viaje en auto

la charla larga en que me  contabas

tus fantasías con esa chica cubana que

te dejó hambriento y  escapando.

la pienso pero

 

no  /  la  / nombro

 

te pienso / pero / no me  asusto.

 

 

la luna arde al costado de la ruta,

cada tanto paramos para sacar fotos

somos  autótrofos incandescentes.

muñequitos confundidos que hablan y hablan

boquitas llenas

con   genitales volcánicos.

 

 

me someto dos veces:

primero a que me roces por la mañana,

segundo, a tus dedos suaves en mi útero

punzando para romper el  hechizo.

después,

me abro en el mar, las olas me

rompen las partes duras

soy silenciosa y gozo con el espectáculo

de la espuma interna, sangrada,  lasciva.

              

 

 

 

 

nací a la siesta,  sangré a la  siesta

extrañé a un amor filoso y después

    nadé en las aguas de un pasado que

               también quema, y las llamas

que son hilos siguieron  sosteniéndome.

 

 

 

Las islas son mundos aparentes

coberturas  del cansancio  en los  iniciadores

de la calma

 

 

 

Ilustaciones: Alejandro López