CULTURA EN PARANÁ

El ganador del Fray Mocho

Belottini

El lunes se supo que Fernando Belottini es el ganador del Premio Fray Mocho Cuentos, por su libro Textos sin destinos.
Fernando Belottini nació en San Jorge (Santa Fe) en enero de 1962, pasó su infancia María Susana (Santa Fe), su adolescencia en Las Parejas (Santa Fe) y trató, con variada suerte, de hacerse adulto en Rosario (Santa Fe), luego vivió en Córdoba y desde abril de 2000 reside en Concordia (Entre Ríos). Es Contador y trabaja para una empresa que elabora jugos concentrados de cítricos.

-¿Cuáles son las temáticas de los cuentos que integran el libro?
-El libro está integrado por doce relatos, cercanos a crónicas urbanas, en general están escritos en primera persona y transcurren o tienen como marco distintas ciudades (Rosario, Córdoba, ¿Buenos Aires?, Concordia) en las que he vivido. Personajes en situaciones fantásticas o reales, a veces enfrentados al absurdo o luchando contra un devenir difícil de controlar, en un tono que pretende cierta gracia, cierto humor.

-¿De qué época son? ¿Los escribiste pensando en este concurso o bien fueron producidos independientemente de eso?
-Hay textos que tienen su antigüedad, que fueron revisados, reescritos y otros, más cercanos en el tiempo. El trabajo de corrección, de reescritura, es infinito. Lo que pensé para el concurso era qué textos reunía, tratando de que tuvieran algún hilo conductor, algo en común. Solo después de reunirlos me di cuenta que el recorrido que seguían era el que yo había tenido mudándome de ciudad en ciudad, tal vez enfrentándome al absurdo o a las cosas que no puedo controlar en lo cotidiano, como sucede, fatalmente, en Argentina.

-¿Qué te gusta leer?
-De todo, hasta los diálogos en las salas de los chat. Soy un lector voraz, curioso e indisciplinado, que siempre ambicionó sin conseguirlo poder comprender y disfrutar cualquier texto que cayera en sus manos. Una amiga sabia (allá por el siglo XX), citaba: “todo texto tiene su resto, y todo resto, su texto”. De literatura me gusta leer novelas, cuentos, poesía, teatro, ensayos, textos didácticos, en ese orden y de autores diversos. Si es posible, autores que se presume son como faros. Ahora, por ejemplo, estoy leyendo “Entre Ríos, huellas en nuestra historia”, un libro editado por el Programa Identidad Entrerriana con un enfoque más bien antropológico, con lenguaje llano, un abordaje de la historia que no cae en conquistas, batallas, como nos tiene acostumbrado la historia escolar, muy interesante. También “Las Cosas”, de Georges Perec, que me prestaron. También Barthes. También “Hacia una gramática del texto” de dos profesoras cordobesas. También un libro de poesía de un amigo que vive en Córdoba recién editado. Pero lo que va de este año fue de Murakami, de Guillot, de Calvino, de Cervantes, así como el año pasado fue de Chejov, de Pirandello, de Saer y de mi maestra, Alicia Steimberg.

-¿Cuáles son tus autores entrerrianos favoritos?
-Convengamos que le cuesta a las enumeraciones evadir la injusticia. Así como Entre Ríos tiene un paisaje peculiar, inspirador y ha dado grandes poetas, Concordia también los tiene (y algo está sucediendo), aunque no sé si han logrado la difusión que merecen. Si te tengo que nombrar de toda la provincia no puedo dejar de mencionar a: Ortiz, Mastronardi, Blaisten, Montesino (que ahora reside en Paraguay), algo de Durand. De Concordia, que viven en mi ciudad: Marcelo Leites, Stella Maris Ponce, Juan Meneguín, Alejandro Bekes, cada uno en su estilo exhiben virtuosismo, cierta preocupación por lo literario que me place leer y que me han enseñado de diversas maneras a valorar lo propio. Me debo una lectura más amplia de Van Bredam, de Manauta, del Vizconde Lascano Tegui, de Calveyra y de muchos más, por supuesto (y por suerte).

-¿Qué significa para vos ganar este premio?
-Un regocijo, un incentivo y un compromiso para mejorar. Es obvio que uno participa de concursos para ganarlos, pero hay que reconocer también que en ellos juega el azar. Los concursos, cuando son cabales, te dan la pauta de que mal o bien transitás por lo literario. Alicia Steimberg dice algo así como que cualquiera que no sea analfabeto puede escribir, ahora que lo que escribe sea literario, está por verse. En ese sentido, los premios orientan a los lectores sobrevivientes, no significan tampoco una verdad incontrastable, a veces sucede que el texto ganador no colma las expectativas de nadie pero, en general, son indicios, rumbos de lo literario.