INCISIONES

como el abrecartas que se hunde

en la página virgen del libro

sin dejar huella salvo una ligera aspereza

en el filo que se abre al texto todavía secreto

 

así el dolor se interna en el volumen intacto

del cuerpo y deja una herida apenas perceptible

que puede leerse cada tanto en la piel ajada

o en la mirada sin luz donde deshoja su misterio