HIPNOSIS

miro las cosas hasta borrarlas

los ojos inflamados por una rara

obsesión, encuentran el modo

 

clavar la mirada en un punto

fijo: la taza blanca

 

de allí moverla apenas

hasta detenerla en el té marrón

 

y así indefinidamente

del blanco de la taza

al marrón del té

para que los dos colores

resulten uno y todo

se diluya en el incendio de la mañana

 

resplandor que irrumpe

desde el patio y se resume

en el abismo blanco de loza

en el fondo de líquido oscuro

donde caigo y nado a la deriva

hasta alcanzar la orilla de ese objeto

llamado taza

 

en el cual aún se apoyan tus labios callados

que sorben un trago lento

y yo ciega de tanto ver, miro

una vez más

hasta hacerlos desaparecer

para que el borde tibio

no duela tanto al roce