Las quejas del agua que sube
desvanecen el rostro liviano del sueño.
Hay voces encerradas en los caños.
La ciudad es un inmenso animal dormido.
Por sus venas se deslizan rumores
que seducen la vigilia.
En las canteras del aire se guarecen las palabras.
Yacimientos de la noche
donde hurgan como mendigos
los poetas.