DE LAURA ERPEN

“Luis Alberto Salvarezza se constituye, hoy, en uno de los representantes de la Nueva Poesía Entrerriana que asoma al panorama creador con un vigor febril y siempre en acecho, a la espera de los novísimos cauces que sirven para cimentar su ya conocida producción. El renovado crecimiento lírico de este escritor, lo muestra como un enamorado de la búsqueda de nuevos caminos. El tránsito por ellos, suele provocar desvíos enriquecedores. La decantación lógica, resultado prolijo de la madurez estética, se ofrece como la inevitable culminación de su minuciosa tarea de creador continuo, sacrificado, laborioso, consciente del necesario encuentro -(gozo cómplice y fidelidad absoluta)- , con el estallido de una vocación que, en él, es pasión coherente y vigor decidido.

Desde sus primerísimas producciones, pudo percibirse el resultado de un agobiador buceo en lo que fuere instancia trascendente, esfera sublime del conocer y del pensar y del obrar conjuntos con el sentir. Así, los lineamientos filosóficos diversos, el hallazgo de las vanguardias, han sido el sedimento que nutriera cotidianamente sus poemas. Las innumerables vivencias de este espíritu inquietamente lúcido, alcanzan su plasmación, por supuesto, en los poemas más diversos. Desde los iniciales, en los que la muerte era frecuente intriga, hasta los finales, en los cuales la piedra acecha con su impavidez de milenios para cuestionar al límite, la existencia del hombre y su problemática sentimental y racional.

Un rigor formal que en no pocas ocasiones, lo aproxima al barroco brillante pero más de una vez,encubridor, transita por siempre cambiantes esquemas. Y el descubrimiento de nuevas instancias poéticas, obra como detonador de una salvaje y tesonera actitud de entrega al goce puro y estremecedor. Antes fueron Rilke, Saint John Perse, Keats, Holderlin. Otra tarde, Pizarnik, Orozco, Senghor. Ahora Fabani. Siempre Mastronardi y hasta el último instante, el inefable y humoso perfil de Juanele. No importa señalar cada etapa: siempre habrá una nueva. Como lo fue París. Como puede serlo una nueva Europa. Como habrán de serlo Entre Ríos y los mitos clásicos. Toda esa rica amalgama de profusas visiones, han hallado cauce en su voz. Pero una reelaboración consciente y técnica, atestigua la creación artesanal y sin embargo producto del requerimiento del “estro”. Casi dionisíaco, altamente aristotélico, eternamente inquisidor, el poeta mantiene un permanente idilio con su espejo. Y la imagen se resuelve en versos de hondo acento propio, de un por momentos, amenazante desborde y de una pluralidad de hondura siempre”

                                                                            Laura Erpen