LAVAR, SECAR Y GUARDAR

De “Que fluya si no repta”, 2019.

 

Mientras separo los blancos, negros y grises para lavar

de lo que puede haber quedado como resto de

café en el aire, el pocillo, el plato,

eso que se pega del afuera y que va también cambiando en

el adentro en relación fluida y de limpio y sólido deviene

al estado de pastoso y deslizado y por lo tanto no hay otra

que encargarse no de devolverlo al estado inicial sino de corresponderlo

una y otra vez con la lujuria vacua del olor a limpio,

deshojo las florcitas coloradas de wasap,

un ramo de rosas que se suspende y late entre contactos nuevos y existentes,

cómo no conmoverse con esos brotes verdes de wasap, el fuego blanco

debajo de las letras, la preparación de lo reptil en el fluido

de las instantáneas que además

se guardan en la eternidad cambiante de la nube.