Qué grotesco
tan soloimaginar
un pájaro vestido,
o un pez
un águila o
un simio
cubiertos con otra
piel
que la propia piel,
esa que el dios
naturaleza
les ha dado;
qué curioso
que nos llamaran
animales
y para ser menos
animales
debiéramos cubrir
con pieles
de animales
nuestros cuerpos.
Nos dicen que
ofende al Señor
la desnudez y
que despierta
instintos y
bajezas
que obnubilan
el buen juicio
y que nos llevan
a vigilias de carne
y de pecado
y noches
abyectas y
blasfemas.
Pobres de nosotros,
ignorantes,
que vivíamos
sin cubrirnos
la piel
y cubiertos
de pecado,
que deseábamos
como todo animal
(según sentenciaba
la divina ley)
solo el cuerpo
animal
sin pensar que
debajo de esa piel
estaba el alma.
Pobres de nosotros
que, ignorantes,
amábamos
solamente
con el cuerpo
no con el alma
como ellos
-con su ejemplo-
nos enseñaron
que se ama.
De: Pecados capitales.