Más que desear

más qué desear

lo no arribado aún y vivo

tu rostro traspasado de luz

de parte a parte

la desoladora luz tardía

la decadente conciencia

 

mejor se lo dejamos al poeta

a su salario de piedras azules

a sus lunas de cobre

a sus ramas húmedas

sobre el muro en las galerías

de las entrañas de la tierra

en una ciudad al borde

de la estación de trenes