Basavilbaso- XIV Jornadas de la Red Argentina de Valoración y Gestión Patrimonial de Cementerios
Recensión en diarios periódicos de E. Ríos (1879-1920)
El obituario y la etimología
Obituaire(francés,) obituary (inglés), seelenmersenregister(alemán), obituari (catalán), obituario (italiano y portugués).
Etimológicamente del latín obire, fallecer, óbito, libro de partidas de entierros o defunciones que se lleva y guarda en las parroquias// Sección de periódicos destinada a dar cuenta de los fallecimientos// Registro municipal de defunciones// En derecho eclesiástico se llamaba así al encargado de levantar las cargas de un aniversario. En sentido más general, se llamaba obituario al obtentor de un beneficio por muerte del que lo tenía.
Necrológica: etimológicamente del griego, necrós, muerto y logos, tratado, relación. Breve noticia o biografía de una persona notable, muerta recientemente.
Cementerio: tomado del latín tardío y este del griego koimeterion a su vez derivado de koimao, me acuesto.
Aunque cementerio se asocie etimológicamente al descanso, sarcófago, proveniente del griego Sarcophágos, significa el que devora la carne.
El obituario y el error en Entre Ríos
En una recensión de los diarios de fines del siglo XIX y primera mitad del XX en distintos lugares de la provincia se registran errores que generaron indignados reclamos y novedosas disculpas.
Fe de erratas: este diario no se rectifica
Manuel P. Garda fue un caracterizado periodista de la primera mitad del siglo XX que dirigió "La Voz Entre Ríos" y "La Causa". En este último diario un lector llevó la noticia del nacimiento de su hijo y, por un error involuntario, se publicó en necrológicas. Ante el indignado padre que reclamó y pidió hablar con el director, don Manuel le explicó con toda calma:
_este diario no se rectifica, mañana se publicará en nacimientos.
En el departamento de Tala, Hipólito Martínez cubrió la nota de un asesinato y le pidió al dibujante del diario que ilustraba algunas notas que dibujara un hombre tirado en el piso, que después él enviaría el texto. Al otro día salió la figura de una persona tirada de boca abajo en el suelo, en medio de un charco de sangre y, para darle más realismo, con un cuchillo clavado en la espalda. El título era: ¿Crimen o suicidio?
Fondo de contribución voluntaria
En la época en que "El Diario" de Paraná estaba en calle Urquiza, frente a plaza Primero de Mayo, las notas no se cobraban, pero un grupo de periodistas tuvo la idea de lograr un ingreso extra mediante el Fondo de contribución voluntaria, una caja con una ranura en la parte superior como una alcancía, por supuesto, a espaldas del director y del administrador. Cuando una persona traía un pedido de publicación se le decía que era gratis, pero que si gustaba, podía dejar una contribución voluntaria, la cual servía para los consumos gastronómicos en el restaurante Olimpia donde se reunían los redactores. Una noche un señor que había instalado una fábrica de chacinados pidió que se diera la noticia y trajo sus datos personales y su foto para ilustrar la inauguración. Cuando se le informó que no se le cobraría pero que, si quería, podía hacer una un aporte a la caja, extrajo un importante billete y lo depositó en la ranura. Sorprendidos y exultantes ante tan generosa colaboración, los presentes juntaron datos y foto con un texto que anexaron: "prepará la nota para mañana", se la dejaron al redactor del turno siguiente y huyeron hacia el bar a festejar. Al otro día se publicó la nota: "dejó de existir en la víspera el señor fulano de tal, importante empresario de la industria del chacinado". Y también allí dejó de existir el fondo de contribución voluntaria, con sanciones a los responsables.
Los muertos que vos matáis
El Noticiero, Gualeguaychú, 5 de febrero de 1882, año III n.°355
Los comisarios de campaña, con motivo de las elecciones, van a causar más perjuicio que el temporal pasado.
Anteayer trajeron de Talitas al individuo Pedro Lamas, que fue traspasado de un balazo por el comisario Reinoso. El estado del herido es grave y se asiste en el hospital.
El Noticiero, 7 de febrero de 1882, año III, núm. 356
No ha muerto en el hospital el individuo Pedro Lamas, herido por el comisario, como se ha dicho ayer en El Telégrafo.
Noticia de Policía por Antonio de Monteavaro
Tal vez fuera frecuente este tipo de erratas en los diarios de la época, por eso ya en 1905 el entrerriano Antonio de Monteavaro publicaba esta parodia en Caras y Caretas, la revista más leída del país:
(…) -No puede ser.
-Señor- balbuceó afligido el buen Filiberto,-vea mi fe de bautismo; aquí están mis papeles. Yo soy Filiberto García del Montaner, domiciliado en Maipú, 40, y no me he suicidado. Créanle, señor, yo estoy vivo...
Lemos volvió a mirarlo y nuevamente contestó:
-¡No puede ser, le digo! Tengo la noticia de muy buena fuente.
Y mientras Filiberto desconcertado y perplejo volvía a su domicilio casi convencido de su muerte, Lemos impasible escribió uno de los títulos maravillosos que eran su especialidad y a renglón seguido narró la trágica historia de unos desventurados amores.
Pero acordándose de pronto que Filiberto le había desmentido una noticia sintióse encolerizado y redactó la siguiente:
«Los suicidas. -Confirmamos nuestra información de ayer, referente al suicidio del individuo Filiberto García del Montaner, a pesar de los desmentidos que algunos colegas mal intencionados formularán hoy.
La noticia nos fue proporcionada por el señor jefe de policía, Esto basta y así lo ha comprendido el mismo Filiberto García del Montaner que anoche pretendió desvirtuar nuestras aseveraciones.»
Obituario y Diagnóstico
En un sorprendente cruce de tipologías textuales, a fines del S XIX y principios del XX, se escribía en la sección necrológica de los diarios, además del nombre, edad y domicilio del extinto, la causa de muerte, como una especie de diagnóstico y certificado de defunción, por ejemplo: pulmonía o neumonía, meningitis, carcinoma gástrico. Aparecían enfermedades hoy casi superadas, como la viruela o la tisis, coqueluche, crup, y otras de difícil explicación como: lepra tuberculosa, tuberculosis pulmonar, tisis laríngea, insuficiencia mitral, bronquitis capitular, vicio orgánico, abuso del hígado, consunción, eclampsia, falta de desarrollo (recién nacidos), mortea o morfea ¿?; en caso de avanzada edad, se escribía causa de muerte: senectud, Como don Jacinto Soria:
El Centinela, jueves 8 de octubre de1892. Defunciones. Jacinto Soria, 97 años, casado, argentino, de senectud, Distrito San Antonio.
Santiago Bachini, 77 años, viudo, italiano, de bronquitis capitular, calle Ituzaingó.
Sin embargo, no se han hallado casos de muerte por parto que, según numerosos testimonios orales y biografías escritas posteriormente, era frecuente causa de orfandad y viudez hasta principios del siglo XX. La muerte en parto generalmente recién aparece en la biografía de los hijos. La categoría semántica y social daba cuenta de la mirada de época acerca de la viudez que denotaba solamente a la mujer, quien, una vez fallecido su esposo, era nombrada de ahí en más y para siempre como la viuda de… en avisos sociales y comerciales, como un apéndice supérstite. Para dar idea del tono de época observemos que en El Censor de 1918 se publicaba la lista de alumnos inasistentes al colegio Nacional o la lista de huéspedes alojados en los hoteles.
La reiteración en determinados períodos daba cuenta de enfermedades estacionales o de epidemias: gastroenteritis, pulmonía o meningitis. También llama la atención que no hubiera pudor o permitida coquetería de ocultar diagnósticos en las mujeres, ni siquiera en las damas distinguidas, como por ejemplo, la madre del señor intendente: virtuosa y respetable matrona, madre del actual intendente municipal, Máximo Chichizola. Defunciones: Luisa Sanguinetti de Chichiozola, 60 años, viuda, de infección purulenta, calle Urquiza. La Sentinella, 30 de octubre de 1890, año III, núm.242
Los diarios, en general, en ciudades del interior, salían tres días establecidos por semana. La grafía de entonces frecuentemente consignaba argentino por argentino, entre otras anotaciones.
El Centinella, año, IV, 31 de enero de 1892, Gchú:
Gregoria Martínez, española, 80 años, gastroenteritis, calle Comercio.
Rosario Medina, 4 meses, mortea o morfea.
Santiago Igueravide, 20 meses, arg., de meningitis cerebro espinal, calle Bolívar.
Romualdo Alzogaray, 11 meses, arg., de gastroenteritis, primera sección.
María Celestina Pérez, 5 meses, arg., de enteritis crónica, Calle Bolívar.
Graciana Petit de Bagalciaga, 76 años, francesa, de insuficiencia mitral, Calle del puerto.71 años.
El impacial, lunes 1 de julio de 1887, añoI, núm 2, Gualeguaychú:
Defunciones: Robustiano Monzón, argentino, viruela- Ramona Pelayo, 4años, argentina, fiebre. Ramón Suárez, 22, soltero, oriental, viruela. Pedro Pérez, 10 meses, crup. Mariano Ocampo, 6 años oriental.
El imparcial, miércoles 10 de agosto de 1887, p.2 año 1 núm 12, Gchú:
Registro civil. Defunciones día 8: Francisco Solano Osorio, 16 días, tétano. Aquilino Mántaras al nacer.
Día 9 Pedro Urtazum, español, 82 años, viudo, abuso del hígado. Matilde P. Borrajo, arg., viuda 71 años, hepatitis.
El Imparcial, lunes 22 de agosto de 1887, Gchú:
Defunciones día 20: Antonio Vicco 12 años, viruela. Antonio Monzón, 21años, viruela.
Día21: Venancio Duarte: 17 días falta de desarrollo.
El Imparcial, miércoles 21 de agosto de 1887, Gchú:
Defunciones día 22: Florencio Migueles, 40 años, casado, oriental, tisis.
Día 23: Sabina Bausero, 9 años, viruela confluente.
El Imparcial, viernes 26 de agosto de 1887, Gchú:
Defunciones día 24: Salvador Sintena, oriental, 34, consunción.
Jacinta y Andrés Rodriguez, 6 días, falta de desarrollo.
Día 25: José Lino Firpo, oriental, 44, casado, consunción.
La Sentinella, año III, Núm 252, 11 de diciembre de 1890, Gchú:
Defunciones: José María Agneo, viudo, jornalero, primera sección, arjentino (sic) afección cardiaca.
Francisco Gianello, 45 años, casado, jornalero, lepra tuberculosa, Hospital de Caridad.
Lorenza Mengochea, 4 años, argentina (sic) de pulmonía, sexta sección.
La Sentinella, año IV, Núm 276, 9 de marzo de 1891, Gchú.
Defunciones: Josefa García de 16 años, enfermedad desconocida
Elvira Britos, 9 años, arg., viruela, calle 25 de mayo.
Misas y responsos
En los obituarios de la clase principal se invitaba a la misa de cuerpo presente y en los aniversarios se convocaba a misa por los difuntos o en sufragio de fallecidos y se encargaban responsos. A pesar del espíritu religioso de la época, algunos grupos disentían. Apenas se comenzaba a separar lo religioso de lo civil y la creación del registro civil era reciente. La iglesia había administrado por siglos su función. Los nacimientos o bautismos, casamientos y defunciones se anotaban en los libros parroquiales, lo cual le confería a la curia, además del poder simbólico espiritual, el poder administrativo y también la decisión sobre los entierros y se negaba lugar a suicidas y protestantes en el cementerio.
Reponsos
De todo un poco- Al cura de Gualeguay, señor Seguí el día de ánimas, le produjeron los responsos quinientos pesos bolivianos. ¿Cuál es el capital empleado para tan pingües ganancias? Latín de cocina y agua de pozo.
El Librepensador, jueves primero de agosto de 1879, año II, núm. 89, p. 3
Certificado de defunción: interrogado el cadáver…
Afirma el médico y ex decano universitario entrerriano, doctor Daniel De Michelle que en la actualidad en el certificado de defunción los médicos están obligados a colocar en el casillero causa de muerte un término igualador a paro cardiorrespiratorio no traumático, lo cual transforma la muerte en un acto administrativo estándar. Para diferenciar, aportamos este original y pintoresco certificado de defunción firmado por el alcalde de la Matanza, Eusebio Rodríguez en 1860.
"El infrascripto Eusebio Rodríguez, alcalde de la Matanza, certifico que a don Manuel Chico, que muerto lo tengo de cuerpo presente, tapado por un poncho pampa, al parecer reyuno, lo sorprendió la muerte al salir del baile de Don Rufino el catalán, de la quebrada de doña Pepa, lugar muy conocido y de pública fama en el pueblo. Interrogado el cadáver por tercera vez y no habiendo obtenido el infrascripto respuesta categórica resuelvo darle sepultura en el campo de los desaparecidos, conforme cuadra a sus circunstancias física la que certifico."
Nota: hago constar que el finado era muy amante de la bebida y muy dado a las galanterías amorosas, por cuya circunstancia tenía la mejilla izquierda una cicatriz de quemadura, producida por un cucharón de grasa caliente que le arrojara la hija de doña Nicolasa, no se sabe porqué Zafaduría. Por el alcalde de la Matanza Eusebio Rodríguez, 24 de febrero de 1860.
El aporte del doctor Daniel De Michele a su vez es tomado de un rescate documental del doctor Francisco Maglio.
“Los partes de don Menchaca” compilados por Simplicio Bobadilla, con prólogo de Mario Benedetti, es un libroque registra las actuaciones del comisario de Puntas del Arrayán, República Oriental del Uruguay, a fines del siglo XIX. Estos partes del comisario analfabeto, anotados por su culto escribiente Esmeraldo Zipitrías, además de un atentado a la ortografía: “cadáber esento de vida”, son una apología del abuso de autoridad, connivencia y asesinato. Don Menchaca registraba el suicidio por envenenamiento de un preso estaqueado.
Así también era usual en E. Ríos hasta principios del 1900 que en localidades rurales el alcalde de pequeñas poblaciones escribiera el certificado: Agustina Irigoytía, 14 años, sin diagnóstico, certificado del Alcalde de Costa Uruguay. Diario La Sentinella, 21 de noviembre de 1890, año III, núm. 247
Cajonería de antaño
Las Noticias, viernes 9 de enero de 1880, año V núm. 52ª, p.3, Gualeguaychú
Se vende un carro fúnebre, coronas y todo lo concerniente al ramo de cajonería. Para tratar con la viuda de Rodríguez, calle Rivadavia 202.
Este aviso continuó saliendo en todos los números del diario hasta junio de ese año. Hasta donde se pudo consultar seguía el carro sin vender.
La situación, año II, núm 152, miérc. 1º de abril 1880
Última rebaja. Aviso nuevo del teatro de la pobreza. En la cajonería recién establecida del señor Mariano de la Cruz, calle Rivadavia , esquina de la plaza Independencia, se encuentran cajones fúnebres de toda clase y medida, los que se venderán mucho más barato que en las otras casas del ramo, como podrá verse por los precios siguientes:
De primera clase de 8ª a 9 cuartos de largo $20
De segunda clase de 8ª a 9 cuartos de largo imitación caoba $12
De tercera clase forrado con cinta hilera de 8ª a 9 cuartos de largo $5
Para pobres de solemnidad $ 1
La casa cuenta con el más suntuoso carro fúnebre de los que existen en la ciudad, como también el más completo servicio fúnebre. (foto)
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Allá por noviembre de 1881, en el pintoresco y saleroso diario El Noticiero de Gualeguaychú, se leía un aviso comercial que tiene antecedentes en un cementerio parisino, Pére Lachaisse.
“Tenemos las mejores lápidas y mármoles importados: sólo falta poner su nombre”
Ocho categorías ante la muerte
Todavía en 1950, setenta años después, en sus populares aguafuertes de diario “El Hogar” de Capital Federal , el periodista entrerriano y ex canciller Emilio Lascano Tegui seguía reclamando la desigualdad ante la muerte:
estas carrozas empenachadas con plumeros, los caballos caparazonados, a lo largo del siglo XIX, insistieron en separar al rico del pobre, poniendo plumas de avestruz en la azotea, lágrimas de plata entre los crespones y exteriorizando el lujo hasta crear ocho categorías de entierros y por ende, ocho clases sociales ante la muerte.
También ironizaba sobre el aspecto anacrónico e hilarante del coche fúnebre para salir confortablemente de noche con las brujas: toda la sociedad se modernizaba pero no el servicio de cochería.
Este carromato parecía llevar un viento en las alas, como una carabela de tres puentes, ideada en su tragedia lunática por Juana La Loca, para devolver en ella a Flandes los restos de su esposo, Felipe el hermoso.Una carabela anfibia, ya puesta sobre ruedas, que parecía ser un mausoleo fluvial. Las columnas que sostenían el pesado dosel de su techo eran salomónicas, retorcidas de dolor, y el techo terminaba en una cúpula de basílica moscovita venida a menos como tapa descomunal de una sopera estilo rococó.
Cortejo y testamento: el doliente suplementario
Este mismo vizconde fue canciller argentino en Francia desde 1923 hasta 1936. El académico del Periodismo y de la Lengua, don Antonio Requeni, registró una anécdota narrada por el periodista Juan José de Soiza Reilly (1880-1859), también corresponsal en París. Cierta vez, el vizconde deambulaba por Montmartre y se compadeció al ver pasar un cortejo con solamente dos o tres deudos y acompañó el carro fúnebre hasta el cementerio. A la salida, un caballero muy serio le pidió su nombre y domicilio. Al otro día, le llegó una citación de dicho señor, que firmaba como notario y albacea del fallecido. Allí le informó al vizconde que el finado, un avaro usurero, dejaba una importante suma de dinero quien acompañara su sepelio. Cuentan que la herencia fue rápidamente dilapidada, tal como había llegado.
El lenguaje de la inmortalidad
La escritora Cristina Bajo en su columna de la revista “Rumbos”, cita el libro “El lenguaje de la inmortalidad” de Eulalio Ferrer algunos interesantes registros periodísticos:
Mezclando el humor negro con la política, en 1963, ante la condena de dos periodistas que se negaron a revelar sus fuentes, apareció en ‘The Times’ el siguiente aviso: “Libertad de prensa. En recuerdo de su muerte, el 6 de marzo de 1963, a la edad de ciento noventa y un años”. Y en España, se anuncia “la muerte” de una línea ferroviaria a los 89 años “víctima de la incomprensión administrativa”, los deudos eran “su desconsolado padre, el Ferrocarril de Zaragoza, sus hijos ferroviarios (...) y el atribulado pueblo de Barbastro”.
Ferrer anota publicidades funerarias ante las cuales se nos escapa la risa, como la de una casa de sepelios cubana, de la década de 1950, que publicaba este eslogan: “Si su suegra es una joya, Fernández tiene su estuche”; y otra, en Italia, haciendo gala de su cultura clásica- la agencia se llamaba Caronte-: “El cadáver es suyo. El entierro es nuestro. El resto es de Dios”
Bibliografía
Hemeroteca
La situación, año II, núm 152, miérc. 1º de abril 1880, Gualeguaychú.
El impacial, lunes 1 de julio de 1887, añoI, núm 2, Gualeguaychú.
Las Noticias, viernes 9 de enero de 1880, año V núm. 52ª, p.3, Gualeguaychú
El Centinella, año, IV, 31 de enero de 1892, Gchú.
El Librepensador, jueves primero de agosto de 1879, año II, núm. 89, p. 3 , imprenta y administración Defensa 78, Bs. As.
La Sentinella, año III, Núm 252, 11 de diciembre de 1890, Gchú.
El Noticiero, Gchú., 5 de febrero de 1882, año III n. °355.
El Noticiero, 7 de febrero de 1882, año III, núm. 356
Golz, Adolfo Argentino. Periodismo paranaense del pasado, Revista Minerva N .°4, Paraná, agosto de 2011.
Lascano Tegui, Emilio. Vehículos churriguerescos, Revista El Hogar, Bs As., 21 de junio de 1950.
Monteavaro, Antonio de. Caras y Caretas, año VIII, N.º 326, Bs.As. 1 de enero de 1905.
Requeni, Antonio. “El vizconde de Lascano Tegui”, La voz del Interior, 16 de diciembre de 1973.
Libros
Corominas,Joan. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Caba, 2008.
De Michelle, Daniel. Crónicas del milenio Eduner, 2001.