Las palabras de todos los poetas
me aferran por los brazos y me frenan.
Qué tienes para decir mujer ya vieja
entre la arena y las murallas?
Tengo mi mano incansable,
nada más.
Tengo mi mano
con arrugas y venas tan marcadas.
Tengo mi mano
y, por qué no? mis ojos
todavía en el verde y en el árbol,
en la hormiga y en la curva
de un pecho
o en aquella cintura melodiosa.
De todos los poetas
podría extraer una cita
que a mi modo de vida se aviniera
y eso sería bastante.
Pero si tengo vergüenza
de mi voz pobre y sin arraigo,
he aquí que la mano
me trae hasta la página
y entrego sin recato mis palabras