PELOTARI SILENCIOSO Y ESPECTADOR IDEM


Veo tus saltos elásticos
en el aire.
Piensas que nadie te mira
pero lo mismo alzas el brazo
y la pelota viene hacia tu mano
como a un imán.
Todo de blanco,
obstinado en tu juego,
enamorado de la imagen que formas,
bailas incansable
y sólo yo te veo desde lo alto.
No lo sabes, pero el impulso te lleva al goce:
tus músculos se ensanchan, la sangre corre,
te iluminas.
Así fue siempre, pelotari:
saltas feliz,
seguro que tu frágil muñeca
y únicamente el cansancio encogerá tu ansia.
A tu modo,
di con todas las fuerzas de la pelota contra el muro
y vivir fue un goce
dentro de las cuatro paredes del frontón
donde hasta el mismo fracaso fue silenciosa intensidad.
Sólo limpié mi frente con el dorso de la mano
cuando el sudor caía por mis ojos
y las lágrimas.
Y no he cesado de arrojar la pelota
aunque hoy mi brazo ya no pueda atajarla,
ya no más