Los recuerdos de los recuerdos giran en el molinete,
pasan con fluidez y mudos descienden
abstraídos y solitarios la escalera mecánica.
De vez en cuando alguna nostalgia introduce
su falso cospel en la ranura y el recuerdo,
solo y aislado, permanece sin partida ni regreso.
A veces unos tras otros caen los cospeles y se suceden
los recuerdos en enloquecidos girasoles dorados
que llegan mustios al andén que los ignora.
Y así, con aletear de gorriones hambrientos
revolotea dentro de nosotros el pasado
que alguna vez fuese atroz o hermoso presente.
Y sufrimos o gozamos de pie, contemplando la escena
que continúa repitiéndose aunque nos neguemos
a aceptarla, a dejarnos devorar por ella.
(Inédito, Publicado en Diario La Prensa, 20.05.90)
pasan con fluidez y mudos descienden
abstraídos y solitarios la escalera mecánica.
De vez en cuando alguna nostalgia introduce
su falso cospel en la ranura y el recuerdo,
solo y aislado, permanece sin partida ni regreso.
A veces unos tras otros caen los cospeles y se suceden
los recuerdos en enloquecidos girasoles dorados
que llegan mustios al andén que los ignora.
Y así, con aletear de gorriones hambrientos
revolotea dentro de nosotros el pasado
que alguna vez fuese atroz o hermoso presente.
Y sufrimos o gozamos de pie, contemplando la escena
que continúa repitiéndose aunque nos neguemos
a aceptarla, a dejarnos devorar por ella.
(Inédito, Publicado en Diario La Prensa, 20.05.90)