AUDICIÓN DE "¡ARRIBA, CORAZONES!" DEL 26 DE OCTUBRE DE 1950

 

 

De: "La ciudad de los locos"
(SOBRE LA INNOVACIÓN Y EL ESTILO)

¡Salud, corazones! Les habla Soiza Reilly.
Hasta no hace mucho, en las escuelas primarias, se enseñaba a los niños a escribir en difícil. Composiciones en estilo oratorio, cursi, pedantesco, con frases largas y pesadas, que parecían colas de yacarés... Estábamos ya en la época nerviosa del avión a chorro y los niños escribían todavía a paso de buey. Ahora hemos leído composiciones de primer grado: en estilo breve, cortado, lacónico, expresivo, sin hojarasca... Cada frase, una idea... ¡Magnífico!
El gran educador Pablo Pizzurno peleó mucho por imponer ese sistema. Dividía su fórmula en 3 partes:
1° - Pensar lo que va a decirse.
2° - Decirlo.
3° - ¡Callarse!
Hace 40 años quisimos contribuir a implantar el estilo cortado con nuestro libro El alma de los perros. Frases cortas. Puntos suspensivos. No decir: sugerir...
Tiraron con todo:
"Estilo de queso rallado." Pelotillas de migas de pan... "¡Tartamudo!" Los críticos se reían del estilo que ahora se utiliza en las escuelas y en la vida.
El único que nos defendió -en el prólogo del mismo libro— fue José Enrique Rodó... ¡Visionario!
¿Cómo se nos ocurrió escribir así? En el campo, viendo salir a las ovejas, en montón, quitándose lana... ¿No era mejor hacerlas salir por el brete, una por una?... Si a las ideas las dejamos salir amontonadas en períodos a lo Cervantes, se estrujan, se estropean, pierden lana...
Nunca testimoniaremos bastante nuestra gratitud a Eloy Fernández Alonso, fecunda autoridad educacional, que -según nos cuenta su ex-alumno, el notable escritor José Barreiro- impuso como texto de lectura en su grado nuestro libro El alma de los perrospara que los niños aprendieran el estilo cortado. Todas las innovaciones tardan en imponerse. Pero llegan.
Hace años, ningún pintor argentino iba a las provincias a pintar ni a hacer exposiciones. El otro día, en La Rioja, se inauguró un Salón de Bellas Artes por iniciativa del Intendente Sr. Ángel María Vargas. Ha sido un triunfo, porque antes era cosa difícil. Esto nos recuerda que fue un riojano -grande como el Famatina-, Joaquín V. González, el primero que sembró en La Rioja las semillas del arte. Hace 33 años, don Joaquín se llevó a Chilecito a dos pintores de talento: Antonio Alice y Rodolfo Perona. Los hospedó en su "Samai Huasi". Los puso frente a la magnífica naturaleza riojana y les dijo: "Pinten" (como Miguel Ángel dijera:”Parla”. Ambos muchachos luminosos pintaron paisajes y escenas de La Rioja. El 10 de marzo de 1917 inauguraron allá la primera exposición que los riojanos veían en su propia tierra. Fue una batalla gloriosa. Desde entonces empezaron a surgir en La Rioja grandes pintores, gracias al ejemplo de Antonio Alice, que se convirtió en el gran pintor de la patria, y gracias a Rodolfo Perona, que sigue siendo el gran paisajista de talento que todos admiramos, como lo prueba un cuadro que tiene en el salón. Perona es un gran maestro de la juventud.
Algo semejante ocurrió con nuestro folklore. Las canciones típicas no podían llegar a Buenos Aires. Lo llamaban: "Musiquita de negros". ¡Y en esa musiquita estaba la música de la patria de adentro! La primera que trajo esas canciones con el insigne Chazarreta y con el entusiasta animador don Juan Máuri fue una calandria auténtica: Patrocinio Díaz. Un maestro de música le dijo a Patrocinio: "No se le ocurra ir a cantar en Buenos Aires cosas santiagueñas. Tendrá el teatro vacío. Yo le voy a enseñar La Traviata". Pero ella -¡linda santiagueña!- se empeñó en cantar aquí aires de su terruño. Y triunfó totalmente, hasta el punto de que, noche a noche, ¡el "Politeama" se llenaba hasta la calle para oírla! ¡Y cómo canta ahora! Cada vez su voz adquiere nuevos matices de armonía. Cuando Patrocinio Díaz canta, se diría que canta toda la maravillosa selva santiagueña. Si los pájaros santiagueños la oyeran, dirían con orgullo: "¡Hermanita calandria!"...
¡Hasta los pájaros saben hacer justicia!... Aprendamos... 
Demos vuelta la hoja. ¡Salud, corazones! Hasta mañana, amigos.