LA GUITARRA DEL PAYADOR, EMOCIÓN DEL PUEBLO Y EXPRESIÓN POLÉMICA

La guitarra es no solamente un vehículo de la emoción popular, una dulce fuerza sustentadora del regocijo humano en las reuniones, en las fiestas, en los bailes; una tierna mensajera de amor en el homenaje varonil, en el tributo del corazón enamorado, en el romántico ofertorio de las serenatas; o presencia confortadora en la soledad, extraña floración en medio de la aridez de los desamparos, árbol melodioso crecido en la noche bajo la remota mirada estelar; es también, en manos del payador, un símbolo de la expresión polémica, fuego de la tierra y luz del cielo confluyendo en el humano pecho en la derecera de los profundos descontentos, filo donde cantan los vientos de la protesta.

Bartolomé Hidalgo, el de los bravos cielitos polémicos, mientras saca filo a sus cuartetas para dirigirlas contra el rey Fernando VII y su régimen, dice:

 

Voy a templar la guitarra

para explicar mi deseo.

 

El payador Federico Curlando dijo en la síntesis de una décima el prestigio cautivador de la guitarra: 

Tú derramas como el ave

los más quejumbrosos trinos,

y a los gauchos argentinos

cautiva tu acento suave;

sólo tú tienes la clave

que ocultan los corazones,

y tus armónicos sones

copian, si un instante vibras,

de tus recónditas fibras

las diversas emociones.

 

Y Alcides de María, poeta tradicionalista del Uruguay, le cantaba así:

 

¡Guitarra de mis amores,

templa tus cuerdas sonoras,

para cantar las auroras

que cantan los payadores.!

 

Muchas resonancias simpáticas se recogen en los versos de Viejo Calixto EI Ñato, aunque su tradicionalismo, como sucede con elViejo Pancho y con: tantos otros poetas gauchescos y nativistas de una y otra margen del Plata, tiene aspectos negativos.

Por su parte Emilio Frugoni, en uno de sus cantos, inspirado en el amo de su tierra natal, recordó con emocionado acento la guitarreada poesía de los payadores, nutrida en las cosas entrañables de la querencia:

 

¡Uruguay! Del rasgueo de las guitarras brota

tu nombre, en las payadas, como trémula nota.

 

Innumerables poetas le cantaron a la guitarra, desde Echeverría a Damián P. Garat, desde Julián Silva Serrano a Ildefonso Pereda Valdés, desde Evaristo Carriego a Andrés del Pozo, desde Gustavo Caraballo a Jorge Enrique Ramponi.

Andrés Cepeda, el trovero azotado por la adversidad, cuya vida se pareció tanto a su muerte * y cuyos versos anduvieron (aún andan) por todo en las guitarras populares, siendo cantados por los propios payadores, dio también su tributo lírico a la guitarra, compañera y musa de los cantores del

 

Tradicional instrumento,

consuelo del payador,

fiel amigo del dolor,

lenitivo en el tormento.1

 

Gabino Ezeiza, ubicado en la cumbre de la fama como insuperable cantor repentista sobre los más variados y difíciles temas, dijo en una octavilla lo que para él  representaba la guitarra, inseparable compañera:

 

Esta guitarra que toco

tiene tanta armonía

se liga a la vida mía

por una secreta unión.

Sin ella yo no podría

cantar en este momento

como canto con su acento

lamentos del corazón.2

 

Sus versos revelan a un poeta humanitario, pero no conocemos su verdadera historia, que sin duda encierra más de un secreto. Sólo sabemos que pesaban sobre él terribles acusaciones, que estuvo encarcelado muchas veces y que una madrugada fue hallado tendido en una calle acribillado a balazos.

Generoso D’ Amato, una de las figuras destacadas de la gesta payadoril en el presente siglo, tuvo para su guitarra estrofas emocionadas, como esta:

 

 

Los que sus notas escuchan

y comprenden su lenguaje

suelen ver en su cordaje

sinceridad y dolor,

y yo que tras largos años

bebo en el consuelo y calma,

¡sé que en él perfumó mi alma

 mis alas de payador!  3

 

El payador Juan A. Martínez, en su composición titulada "A mi guitarra", proclama la fuerza estimuladora que tienen los sones del instrumento popular para la fluencia repentista del verso. Dice en el final de una décima:

 

.. .y en las distintas reuniones

que alcé mi voz vibradora

ella fue la inspiradora

de mis improvisaciones4

 

En una expresiva décima de Evaristo Barrios se pinta el inmenso prestigio que la guitarra tiene en el Río de la Plata y cómo en sus armonías vienen cantando, en hondas recordaciones, los vientos de la historia:

 

Guitarra que encierra trinos,

y cantos sentimentales,

alma de los orientales,

alma de los argentinos.

En torrentes cristalinos

desparramaste cadencia,

y fuiste como la esencia

del coraje en los fogones,

pa templar los corazones

que hicieron la independencia .5

 

El payador Martín Castro, que ha puesto en su guitarra acentos libertarios, censuró a los payadores que en vez de defender al pueblo halagaron a los caudillos políticos. Y ha escrito décimas como estas;

 

Ven guitarra libertaria,

Libertaria y redentora

del que sufre, del que llora,

del delincuente y del paria;

tu acorde no es la plegaria

del servilismo indecente;

el bardo altivo y valiente

cuando te pulsa en sus manos

ante todos los tiranos

sabe atacarlos de frente.

 

Guitarra que entre mis manos

vibras y ruges conmigo,

fiel amiga de este amigo,

en tus trinos soberanos

el libertario cantor

se inspira en versos de amor,

de rebelión y templanza,

augurando una esperanza

en los hijos deI dolor.

 

Quiero que seas la campana

de las lides del trabajo;

yo soy el rudo badajo

en vibración soberana;

tu sencillez artesana,

tu acorde sentimental,

en la redención social

de la grey triste y hambrienta,

te empuño como herramienta

de mi gran obra moral. 6

 

Análoga entonación tiene la décima del payador uruguayo Aramís Arellano –nacido el 10 de noviembre de 1918 y que en su niñez fue vendedor de diarios- cuando le canta a su guitarra:

 

Tú no eres la mercenaria,

la guitarra aristocrática

lascivamente "simpática ",

la desdeñosa del paria;

dulce novia proletaria,

  

noble hermana, virgen roja,

si el llanto tus cuerdas moja

trasuntas en tus esfuerzos

un roble rugiendo versos

que de dolor se deshoja.

 

El ya citado payador Evaristo Barrios ha dicho, en los actuales días, mediante el vehículo expresivo de la sextina martinfierrista lo que representaba la guitarra para los troveros populares estimulando la corriente de la poesía payadoresca, hasta confluir en el cauce hernandiano:

 

Hizo aguzar el ingenio

en las líricas contiendas,

iluminando las sendas

donde actuaba el payador;

poniendo con su esplendor,

la mejor de las ofrendas

 

Ella provocó esas lides,

de estrofas improvisadas;

donde volaban rimadas,

con el canto, las ideas,

cuando, a veces, en peleas

 terminaban las payadas.

Y Hernández, observador

de aquellas justas, sereno,

 llevó a su libro lo bueno

que del hecho recogía,

 presentando en la porfía

a Fierro con el moreno.

 

Bastará su afirmación,

con que se anima a orientar

a quien quiera continuar

la senda que va trazando:

 "PERO YO CANTO OPINANDO

QUE ES MI MODO DE CANTAR."

Es que la guitarra gaucha

le fue mostrando el camino,

donde el interés mezquino,

por la fuerza se imponía;

 y el escritor defendía

al noble gaucho argentino.

 

Por ella el genial poeta

se inspira en aquel dolor;

 y sintiéndose el cantor

de las justas rebeldías,

aparece en sus poesías

como un nuevo redentor .7

 

La guitarra era el gran estímulo de los payadores, la fuerza tironeadora de su imaginación, la compañía de su alma en el trance en que el hombre se juega en el canto.

Por eso el gaucho Martín Fierro, al pulsar la guitarra, se sentía reconfortado y seguro, decía su confianza sobradora:

 

Con la guitarra en la mano

ni las moscas se me arriman...

 

Y cuando anuncia que va a cantar sus opiniones, a desembuchar todo lo que sabe, a pintar la pura realidá, pone el temple de su guitarra a tono con el de su propia tensión humana:

 

Y con la cuerda tirante

 dende que ese tono elija,

yo no he de aflojar manija

mientras que la voz no pierda,

si no se corta la cuerda

o no cede la clavija.

 

Y en otra oportunidad reafirmaba el espíritu polémico, de lucha y defensa consustanciado en la vibración de su guitarra y en la proyección de su canto: 

 

Mientras suene el encordao,

mientras encuentro el compás,

yo no he de quedarme atrás

sin defender la parada,

y he jurado que jamás

me la han de llevar robada.

 

Para el portavoz de las ansias populares, la guitarra es como la  compañera del soldado en la epopeya americana, en las luchas en que a tientas el pueblo buscaba su camino.

Hallamos, en fin, en la guitarra del pueblo, un magnífico símbolo de la emoción humana y el amor militante del hombre que canta y pelea.

Lázaro Seigel le reconoce a la guitarra del payador la categoría de símbolo de lo nacional.8 Pero corresponde cargarlo de la significación más amplía, en relación con lo popular y con el sentido militante del canto.

Nosotros tomamos ese símbolo, le infundimos nuestro propio latido -con lo íntimo nuestro y con lo de nuestra época- y lo desplegamos entre el pueblo, ante sus ojos y ante su conciencia.

Es bueno que las guitarras del pueblo acompañen el canto de la nueva época, el hondo reclamo de la justicia, el insobornable acento reivindicatorio de las fuerzas populares que se ponen en marcha en medio de las tormentas del mundo.

 


 

1 -Andrés Cepeda: Mi guitarra, en La guitarra de los payadores, con junto de composiciones de varios autores, opúsculo sin indicaciones de procedencia ni fecha.

2 - Cita de Carlos Marín en Gabino Ezeiza, el cantor de los pagos Federales de San Telmo, "Democracia", Buenos Aires, 2 de septiembre de 1954.

3- Generoso D" Amato: Mi poncho tucumano, p. 20. Buenos Aires, s/f.

4- Juan A. Martínez: El payador de la pampa, p. 39. Buenos Aires, 1947.

5- Evaristo Barrios: Nuevos relatos gauchos, p. 31. Buenos Aires, s/f.

6- “Guitarra del pueblo", en Versos de Martín Castro, p. 66, Colección Gauchesca Buenos Aires, 1950.

7- Evaristo Barrios: La guitarra de Martín Fierro, pp. 19 y sig., Ed. Bucchieri, Buenos Aires, 1947.

8 - Lázaro Seigel: Revaloración poética de la pampa, en " La Prensa” Buenos Aires. 21 de noviembre de 1954.