MALPASO OLVIDA SU VANIDAD, RECUPERA SU SOBERBIA

 

primero te digo que toda la poesía es una verga, nunca leí un buen poema, excepto el libro 5 del Paterson de Williams que salió publicado en el Cordillerano, después no queda nada, eso ahora que recién me levanto, y es verano y hace mucho calor y es jueves 4 de la tarde y no tengo obligaciones y tampoco necesito en este momento  alguna certeza,  no necesito que algo esté bueno, algunas mujeres (eso quiere decir absolutamente todas) primero se entusiasman con un croto y lo idolatran y respetan su falta de egocentrismo, pero al rato ya se aburren que no haya en la casa problemas laborales, y que la ausencia del dinero no sea un trauma para el dueño de la poronga traumada, como la de Dalí que sólo eyaculaba en la masturbación, yo sé que todos los poetas son muy malos, y todos tienen problemas de eyaculación, yo acabo tarde vos acabás temprano, él no acaba nunca, ellas no acaban nada, guardan todo, un río que en el callejón absorbió mi calzoncillo, un río que había adentro de su concha, yo exprimí el calzoncillo en la oscuridad y un chorro, no gotas, cayó al piso, ella en vez de maravillarse o creer en eso para siempre, prendió un cigarro, y con la otra mano quedó enrulándose los pendejos mientras miraba perdidamente el edificio de los militares cilíndrico de Carranza,  los poemas y los textos son todos una mierda, el 68 va para el Once, un sesenta va para Fleming.  Ahora que nada me tiene que gustar nada me gusta, voy a visitar a mi esposa que tuvo un hijo con un guitarrista el día de mi cumpleaños, voy a contarle todo lo que te quise para que ella me siga queriendo.  No veo brillar ninguna bisagra de acero, estoy lejos y nada me une a lo que ya no veo

 

(De: “Marquina”, incluido en “El Estado y él se amaron”)