CADA VEINTICUATRO DE MARZO

Cada veinticuatro de marzo

Necesito volver a mi hogar

Y que las baldosas, los muros y los verdes

Que me vieron crecer y doler

Me vuelvan a hablar en susurros.

Que la mirada de mi abuela

Vuelva a ampararme

Con su sonrisa que nunca se volvió agria.

Volver a escuchar a mi madre

-no ya esos llantos que me despertaban aquellas noches, no-,

Si no su voz que desarma

Hechos, relatos y vivencias

Que ella custodia

En su memoria.

Volver a pasar las yemas de mis dedos

Por esos cartones ya ajados,

Que guardan una música que hace tanto tiempo conocí

Y que aún canta en mí.

Cada veinticuatro de marzo

Necesito volver a mi hogar

Y nutrir mi raíz

En ese magma que se cocina

Con el dolor y el gozo compartidos.