PALABRAS EN EL VIENTO

Como el arquero que dispara flechas
nosotros, cada día, soltamos las palabras
para que se incineren
en el encuentro con la luz que nace.
Puede que en otra tierra sus cenizas
integren el origen de una flor.
Sucederá, también, que algunas vuelvan
y parezcan las mismas, pero ya serán otras:
transitar por los días las impregna
de gritos y silencios, de duelos y alegrías,
de los sones del agua, de impurezas del barro.
Regresarán heladas o, como el fuego, ardientes.
Nunca estamos seguros del destino
que aguarda a esas palabras,
pero algo nos obliga a pronunciarlas
porque no hemos nacido para estarnos callados.