CONSTANTES POÉTICAS

Creo haberte

hablado ya

sobre las piedras

rígidas del asfalto negro azulado,

las perlas ocasionales de las luces fugitivas, repentinas

que espejan aquello que

no es que

nunca

será

nada.

Creo haberte

hablado acerca

de los anuncios que

poetas de aquello que nadie lee

bailan acéfalos incesante coreografía dentro de música oxidada

en frío nocturno que

no es que

no

exis

te.

Y de los ojos

abrillantados

por hambre del perro

que te mira desde la esquina

donde dobla el viento helado que le cala la escasa carne

hasta la insignificancia

de sus huesos

tan

mar

chitos.

De los tiempos,

también en que

los ojos se me quedaban

tiesos frente al tiempo como las piedras frente a los autos

y como los anuncios

frente a la rudeza

del

aire

impío.

Te dije en

algún tiempo,

que era yo cierto perro

aterrado frente a la sarna y el descuido de la calle iluminada

repentinamente

te dije yo que

odia

ba

serlo.

Y a  tanto

corazón descocido,

ya la avenida no me transita

lenta frente a los sentidos que expele mi piel reseca de miedo

ante la muerte.

Lo odiaba y

no

su

pe

no

tar

que

no

ser

poe

ta

es

no

vivir

y que

ya en

el

aire

final

cierta

esencia

se

ha

ido

de

mi

ser.