"PINTÓ LA GULA", EL NUEVO POEMARIO DE NATALIA GARAY

 

Entrevista a Natalia Garay, autora de “Pintó la gula”.

Por Belén Giménez

 

Cómo materializar el placer en palabras, cómo intentarlo siendo cautos, cómo dejar de ser cautos sin descuidar la belleza; no se puede pintar con la tinta de cenizas de un fuego que nunca se tuvo el valor de prender. Hay un camino que, luchas mediantes, las mujeres hemos ido recorriendo, despojándonos de los límites y tabúes impuestos, porque todo lo que despierta deseo y hace explorar lo más profundo, siempre estuvo prohibido: hablar de sexo, sentir placer y específicamente del sexo y placer lésbicos. Natalia, como el fuego que desatan sus poemas -fuego nacido siempre para consumir, arder y hacer arder- fue probando los límites y, con cada uno, degustó algo más, se permitió ser y hacer, se permitió decir y crear.   

 

¿Cómo nace la idea de escribir un poemario erótico?

Este poemario nació con unas ganas tremendas que quedaron encendidas después de “Fuego”, una intervención que hicimos con Mariana Bolzán e Ivan Taylor, incluida en el Bazar de los besos que se realizó en la Casa de la Cultura, en 2019. Esa noche leí poemas de Luciana Caamaño: ella fue mi inspiración, por su manera de crear sus poemas eróticos; también leí a Valeria Flores y Laura Gutiérrez. Todo me quedó muy latente y empecé a escribir, le mandaba poemas a mi amiga Noelia Gipler y ella me iba sugiriendo algunas cosas como de qué versos prenderme para seguir o hacer hincapié. Por ejemplo, hay un verso que dice “mirarte con dientes en los ojos” y ella me decía “es por ahí, es esa parte animal”, y todo eso me re estimuló. Una vez que empecé a escribir no paré más. Me sentía muy cómoda escribiendo, algo que es muy importante para mí. 

 

¿Hay algún algún eje o tópico que encadene los poemas además del género?

El eje de los textos son poemas eróticos lésbicos. Los hice pensando en lo que me genera estar con una persona que a mi me hace sentir plena en cuanto al placer sexual, pero eso no quiere decir que sean todos hechos sacados textualmente de la realidad, hay por supuesto mucha fantasía jugando, mezclándose.

Esta era una forma de romper todo, de romper también con ese lenguaje con el que me sentía cómoda. Es como el sexo mismo, romper con las estructuras (si la hay). 

Me sale decir que estos poemas son “guarros” porque son carnales, explícitos; y, a su vez, tienen un lado metafórico. Es fino el límite, pero es “guarro-poético”: creo que encontré una manera de escribir que tiene que ver con lo sexual, es poner en palabras un acto que involucra el cuerpo y el deseo, y tratar de transmitir esa experiencia en un texto, donde se ponen en juego otras percepciones. 

Estructuralmente, los textos hacen como una especie de juego, tal cual como es el sexo. Son textos dinámicos que oscilan entre los versos y la narrativa que te lleva a jugar con diferentes finales. 

 

Más allá de lo obvio, de lo metafórico que resulta la palabra “gula” en relación al sexo, ¿cómo llegás a la elección del título?

La gula es todo lo que uno puede comer, todo lo que uno puede hacer, es permitirse ese poquito más. Ese poco más, fue ese animarme. Para mí fue un quiebre en mi manera de escribir y esta forma no solo me es muy cómoda, sino que también me hace sentir que soy: soy ese fuego. Lo digo y me lo digo a mí también.

 

¿Con qué se van a encontrar quienes adquieran el libro además de los poemas?

El libro tiene ilustraciones de Javier Solari. Pensé en él porque tiene esa manera de dibujar tan lujuriosa y me pareció que esos dibujos hablan con los textos. En ese tiempo estábamos haciendo un taller y yo veía que sus trabajos tienen que ver con una manera muy fluida porque sus dibujos son lineales, rápidos, a la vez tienen textura, son gestuales, son tan “lo dicen todo” que me pareció que por ahí iba. Y resulta que antes de pensar en alguien para ilustrar, Javier me había dibujado desnuda en un espejo con mi gatita; recordamos ese trabajo que él hizo e inmediatamente la decidimos como tapa. Luego de eso, le propusimos con Gretel ilustrar el interior. Además, Cesar Vitali, realizó la captura de la obra de Javier necesaria para los retoques de impresión, así que la foto de tapa es un trabajo de él.

Para el Prólogo la elegí a Mariana. De alguna forma volvimos a aquello que habíamos comenzado en “Fuego” y que había quedado resonando. Ella es mi amiga y no tengo mucho que explicarle. 

 

Gretel es la dueña de Editorial La Ventana ¿Cómo llegaste a ella?

Elegí a La Ventana porque, en primer lugar, Gretel es mujer; y porque sentí que iba a estar cuidada: estaba exponiéndome por primera vez de una manera que no es común. Sumado a eso, Gretel tiene toda una línea de libros feministas en su catálogo, una se siente acompañada. Además siento mucha admiración y cariño por ella. 

 

Sobre la autora: 

Natalia Garay nació en 1976, en Paraná. Es artista visual. Publicó “Puertas adentro” (Editorial Camalote, 2019) y es parte de varias antologías de poesía. En 2020 fue premiada por el Ministerio de Cultura de la Nación con el poema a María del Valle y el mismo año obtuvo la mención en el Concurso de poesía Juan L. Ortíz, organizado por la Biblioteca Provincial de Entre Ríos. Trabaja corrigiendo textos poéticos y narrativos y dando clases de arte en escuelas primarias. 

 

El poemario "Pintó la gula" se encuentra en su etapa de preventa a un valor de $700. La reserva se puede realizar por teléfono al 3434171892 o al 3435115680, o mediante redes sociales de la editorial, facebook e Instagram: @laventanaediciones 

 

Tomado de: Análisis Digital.