María Rosa Via: la alegría y el asombro como estado de escritura

 

Nació en Concordia, Entre Ríos. Estudió derecho en la Universidad Nacional del Litoral, de Santa Fe. Se graduó de abogada. Trabajó en Concordia en la profesión y luego en la Justicia de Entre Ríos.

 

Se define como muy viajera, sobre todo el viaje de partir sin rumbo fijo hacia todos los libros del mundo (Jack London). Como lectora de poesía, recuerda en especial los primeros autores que llegaron a sus manos de niña: Gustavo Adolfo Bécquer, Alfonsina Storni, Federico García Lorca. Con el correr del tiempo, algunas lecturas fueron un acontecimiento en su vida: Borges, La tierra baldía de T. S. Eliot, El libro del desasosiego de Fernando Pessoa, los rusos Ajmatova, Maldestam y Tsvetaieva. Las lectura de sus comprovincianos Carlos Mastronardi, Juan L.Ortiz, Alfredo Veiravé, Emma Barrandeguy, Arnaldo Calveyra, también ocupan un lugar destacado. Los talleres han sido parte de su formación. Asistió al de Beatriz Galli, poeta y novelista de Concordia. Luego fue parte del de Claudia Masin y del que dictaron Javier Galarza y Natalia Litvinova. Actualmente hace lo propio en el de Javier Galarza, donde conviven filosofía y poesía.

            Cuando se le consulta acerca de qué lugar ocupa la poesía en su vida, responde “el de la compañía, en la alegría y el asombro, que es mi estado de escritura, un lugar de plegaria y de ladridos (Guimarāes Rosa), de conocimiento, de creación y recreación de sí misma y de los otros. Un perderse y encontrarse peligroso (Clarise Lispector), un camino de construcción espiritual, casi como una nueva religión, como propone Javier Galarza. Y en el que, la atención es la plegaria natural del alma (Malebrache). El sonido primordial de un oratorio. El más allá de la escritura. Una de sus más altas aventuras (María Negroni). El asombro y la unión a la naturaleza, la emoción, como herencia del romanticismo. Y la ascensión hacia lo hondo (Paul Celan)”. En cuanto a los poetas importantes, además de los ya mencionados agrega a Hilda Doolitle (HD) y a Ezra Pound, por todo el conocimiento de los clásicos, también a Rilke por toda su carga visionaria. Contemporáneos señala a tres: Claudia Masin, por su amor por la naturaleza, su integridad y su bondad personal; Javier Galarza, por quién guarda una enorme gratitud por su guía de maestro en las lecturas y descubrimientos; María Negroni, por su estudio y guía del lenguaje, de las formas de experimentación con el texto, con los artefactos libros.

            Acerca de su poética, la tradición y la producción actual de su provincia, afirma que la piensa en relación a la levedad de Juanele y la contemporaneidad de Veiravé. En ese sentido, un aporte que le gustaría hacer desde su poesía a esa tradición es el amor hacia la naturaleza de Entre Ríos, el verde, el deseo de llegar a escribir sobre el río Uruguay que canta y que aún está pendiente.

 

Fuente: Futuros eran los de antes.