ENTREVISTA "EL DIARIO" A MARCELO LEITES

 

 

Cultura: POESÍA . Diálogo con Marcelo Leites.

“Lo importante, lo esencial, está más allá de la palabra”


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CLAVES. Marcelo Leites aboga por una poesía próxima al mundo y por libros editados en un formato que permita “leerla en todas partes”.
(Sergio Ruiz)

Es una de las voces que ha confirmado su valía y su lugar en el sistema literario entrerriano contemporáneo. Este concordiense visitó Paraná para participar en un encuentro del Ciclo Paraná Poesía 2008 y presentar su libro Tanque australiano. Antes de la lectura en el Centro Cultural Gloria Montoya, dialogó con EL DIARIO.


Carlos Marín

El amor, el sexo, el nacimiento, la vida. Traducir lo intraducible. He allí el sino del poeta, la raíz de su esfuerzo y anhelo de su esperanza, su paz y su angustia, su felicidad y su combate. Contra ello, a pesar de y con ello, trabaja esculpiendo la escritura a partir de resonancias arquetípicas.
El esfuerzo, captar en su intensidad las experiencias vitales más fuertes.
Ese es, en parte, el compromiso existencial que marca el rumbo de los trabajos y los días de Marcelo Leites, poeta concordiense que viajó a Paraná para presentar su más reciente trabajo Tanque australiano, poemario que editó a través de la editorial Gog y Magog y que dio a conocer en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en diciembre.
Lo hizo dentro del ciclo Encuentro Paraná Poesía 2008, organizado por la Secretaría de Cultura Municipal en el Centro Cultural Gloria Montoya.
“Entiendo la poesía como un sistema de referencia permanente”, explica el autor, para quien se trata, en un punto, “de leer el mundo”, tal como lo plantea Alberto Manguel en su Historia de la lectura.
En esa aventura, el poeta “procede decodificando signos, leyendo imágenes” y de ese modo efectúa una serie de renovaciones que se producen tanto con la lectura como en la escritura, estos dos últimos puntos, entendidos como “dos momentos de un mismo hecho estético”.
En la senda de Eco y Borges “cada lector es también un autor”, agrega.

DISPARADORES. “El disparador para un poema puede ser cualquier elemento que uno lee, no sólo en el mundo, sino en los libros”, señala Leites que, en el caso de su poemario más reciente ha tomado como signo de espacio y tiempo significante el tanque australiano, una figura que bien podría asociarse a un ojo gigantesco que todo lo ve, un gigantesco mandala a través del cual alcanzar el nirvana.
“En el tanque aparecen referencias a mis maestros: Leónidas Lamborghini, que me marcó a través de un texto como el Odiseo confinado, de quien aprendí mucho de sus procedimientos”, reconoce el concordiense. Otras marcas fundamentales son las de Alfredo Veiravé y Juan L. Ortiz.
“Si uno está atravesado por el fragor de lo cotidiano, se pierde esa posibilidad de crear y de, sobre todo, mostrar un remanso”, confía Leites.
Por esta razón, “el tanque australiano (como imagen) apunta a encontrar un estado que permita detener el flujo de las cosas para poder entregarse a la contemplación, que es la única manera de crear”, cuenta el poeta al argumentar la elección de esa figura, cercana sobre todo a los años de su infancia, un período que para él es clave en el trabajo de todo creador auténtico ya que allí se producen no sólo las vivencias y percepciones más fuertes y vívidas, sino que, además, se trata de una cantera inagotable a la cual ya sea por el recuerdo, la evocación, la nostalgia o la memoria, se retorna en forma permanente.

TRAYECTORIA. Leites, que nació en Concordia en 1963, ha publicado los poemarios El margen de la aldea (1992) y Ruido de fondo (2001) y los ensayos Percepción de la música y Cuatro poetas entrerrianos.
Además coordina talleres de lectoescritura y es integrante del consejo editorial de la página web www.autoresdeconcordia. com.ar, proyecto en el que trabaja desde noviembre de 2006
En este espacio, Leites destaca una sección “que denominamos El rescate, cuyo propósito —ambicioso por cierto, ya que Entre Ríos es una cantera fértil en lo poético— es realizar una antología de los mejores autores y obras de la provincia”.
Allí pueden hallarse textos de Andrés Chabrillón, Luis Alberto Ruiz, Isidoro Blaisten, Alfredo Veiravé y Ricardo Zelarayán, entre otros.
También existe un espacio dedicado al Ensayo con trabajos de Bernardo Uchitel, Ricardo Zelarrayán y Arnaldo Calveyra.
“La poesía entrerriana no la escriben sólo quienes vivimos en la provincia”, sostiene Leites para quien, “la literatura nuestra la hacen también los que viven en otros países”.

CLAVES. Unas palabras de W.C. Williams (“reconcíliate poeta con tu mundo,/¡Es la única verdad! -el lenguaje/ está agotado”.) es una de las puertas de ingreso para acceder a Tanque australiano.
Williams, sostiene Leites al referirse a una clave significativa para entrar a su poemario “es un escritor prácticamente insoslayable por su influencia en la poesía argentina de los 90”.
“Es un escritor-faro, que revaloriza la imagen como piedra de toque de la poesía”. En este punto, “la imagen, sobre todo la visual, es la que le aporta al lenguaje la posibilidad de diluir el yo poético en la materia observada”.
“Williams —agrega— viene a poner el énfasis en que no importa las ideas, sino que ‘las ideas tienen que estar en las cosas mismas´” y agrega que “dentro de los rasgos de su estética, está no teorizar, no opinar, sino que aparezca el mundo”.
Finalmente, “se trata de mostrar objetos que funcionen como símbolos (en el caso de mi libro el tanque) que condensan cosas para poder escribir”.

PROPÓSITOS. El propósito es “ver la belleza en lo cotidiano, en lo simple, en lo próximo, en lo de todos los días”, dice Leites quien se ubica “dentro de una corriente que intenta cuestionarse cómo se nombra”, es decir, “situándose en el contexto, una corriente que se pregunta cómo decir”.
Esto se refleja en el trabajo de reflexión y escritura. “Me importa mucho la precisión de la imagen, no tanto la claridad o su ‘transparencia´. Diría, aunque parezca paradojal, que cuanto más oscura la imagen, más transparente debe ser el lenguaje”.
El sentido de este esfuerzo “es llegar a la mayor cantidad de lectores”. “No pienso en el lector al escribir, uno escribe para reconocerse. Si veo que muchas corrientes modernas no lo hacen pensando en el receptor. Y eso nos puede llevar a caer en la cursilería”.
Porque, en última instancia, asegura Leites “me interesa escribir poesía con un lenguaje que no sea transmisión directa, espejada, de la realidad, porque lo más importante, lo esencial, está más allá de la palabra”.