EN GUALEGUAYCHÚ APARECE EL TERCER TOMO DE "ANTOLOGÍAS DE LA CIUDAD 2820"

 

“Con esta sola boca”, la antología que recorre tres siglos de obras escritas por mujeres

Tomado de: https://www.eldiaonline.com

El tercer tomo de “Antologías de la ciudad 2820” está compuesto por textos literarios de 41 escritoras locales y es el primero de su tipo. Las encargadas de copilar las narrativas fueron las profesoras Emilia Villalba y Carla Olivera, última ganadora del Premio Fray Mocho, en el rubro poesía.

Gualeguaychú tiene una gran reputación artístico-cultural que le ha valido un lugar preponderante en el mundo de las letras. Sin embargo, a pesar de contar con prestigiosos escritores, muy poco se sabe de sus escritoras, aquellas mujeres que a lo largo de los años han podido dar cuenta del transcurso de la historia a través de sus poemas y narrativas, testigos fieles de diferentes épocas. 

Por primera vez, bajo el nombre “Con esta sola boca”, una antología de la ciudad recopilará más de 100 obras literarias escritas por 41 mujeres, cuyos textos recorren tres siglos de la producción cultural de la ciudad. 

Las encargadas de realizar la compilación fueron las profesoras Emilia Villalba y Carla Olivera. La iniciativa forma parte de un proyecto emprendido por el profesor, escritor y ganador del Premio Fray Mocho, José Luis Pereyra, quien fue el  hacedor de los tomos I y II de “Antologías de la ciudad 2820”, los cuales tienen el fin de acercar la producción local a los colegios. 

“José Luis nos convocó y nos dijo que quería que fuéramos nosotras las que nos encargáramos de reunir las obras porque somos profesoras, ya que la antología está pensada con fines pedagógicos para las escuelas y, enseguida nos embarcamos en el proyecto. Primero nos juntamos, hicimos una lista de quienes considerábamos que trabajan con la escritura, desde escritoras más antiguas hasta algunas que nosotras conocemos. Nos llevó un proceso de investigación. De hecho, le pedimos ayuda a Mirta Harispe, que es docente y escritora, que compartió juventud con Dora Hoffman, y otras autoras de la época. Además, ella es muy memoriosa y nos iba dando información. También fuimos al Instituto Magnasco a buscar libros y antologías, pedimos libros prestados para encontrar algunas obras como las de Ada Galeta o de Agustina Andrade, que es la más antigua de todas”, describieron las compiladoras sobre el proceso de producción del libro. 

Luego de la investigación, Carla y Emilia armaron una lista final y comenzaron a ponerse en contacto con algunas de las autoras, e incluso lanzaron una convocatoria para ver si algún nombre se les había escapado: “Recibimos los textos y seleccionamos sólo cuatro (dos cuentos y dos poesías). Sabemos que no vamos a ser exhaustivas porque se nos pueden escapar muchas personas. De todas maneras sabemos que puede haber muchas que son merecedoras de formar parte y no han llegado a nuestro conocimiento”.

Mujeres de letras

Las 41 autoras que componen el trabajo pionero atraviesan diferentes estilos literarios que van desde la poesía, la narrativa, el cuento, la novela hasta la dramaturgia, e incluye hay breves biografías de cada una. 

A la hora de la selección, las compiladoras tuvieron en cuenta un requisito excluyente: las mujeres que estén en la antología deben acreditar un compromiso comprobable con la literatura: “Hay muchas personas escribiendo hoy en día, por eso nos dijimos: vamos por esas mujeres que se han dedicado a la escritura desde hace un tiempo considerable y veamos que hay un compromiso considerable de forma que nos aseguremos de que no eran escrituras circunstanciales, sino que hayan tenido un recorrido”. 

En el proceso de edición, las responsables del proyecto debieron, en ocasiones, volver a tipear los textos, ya que algunos se encontraban en hojas escritas a máquina o eran parte de otras antologías. 

La complicación fue una gran oportunidad para ambas porque les permitió tener un acercamiento a las obras de autoras locales cuya existencia desconocían: “A muchas ya las conocíamos de haberlas leído, de presentaciones de sus libros, de nombrarlas, pero había muchos nombres que para mí eran sólo eso, nombres, como el caso de Natalia Sarrot o Chita Grané, poetas que ya no viven más, pero que nunca habíamos leído nada porque no existen libros de ellas circulando; así que estuvimos recolectando escritos que estaban sueltos o en otras antologías”, expresó Carla Olivera. 

Cada una de las escritoras podía enviar entre dos y tres páginas para ser incluidas en la antología, e incluso en el caso de poemas cortos, podían ser hasta seis: “Sabíamos que teníamos una determinada cantidad de páginas para cada una, así que leíamos el material que nos enviaban y elegíamos lo que más nos gustaba. Pero nos costó porque queríamos que esté todo. El orden de aparición de los textos es cronológico, va de las escritoras más antiguas a las más actuales”, explicaron.

Una de las grandes riquezas que reviste esta labor es que, a medida que los lectores se adentren en el libro, podrán apreciar las características de la época en las que fueron escritas las diferentes piezas literarias que lo componen, ya que los textos atraviesan tres siglos de la historia de las letras y por lo tanto, también de la humanidad. Empezando por los escritos de Agustina Pastora Andrade que nació en 1858 hasta Ivana Quiñones que es de mitad de los años 90.

Acercar las autoras a las escuelas

Más allá de ser un libro de entretenimiento, “Con esta sola boca”, pretende ser una obra que pueda ser llevada a las aulas para que los estudiantes conozcan la gran producción literaria que hay en la ciudad: “El intercambio que se da entre los alumnos y los escritores es muy rico. Y, en la actualidad, en la que podemos informarnos en las redes, los docentes tenemos la oportunidad de contactar con los escritores. Quienes escribimos tenemos que hacer ese trabajo de dar a conocer nuestra obra y la de otras personas. De alguna manera esto es lo que tenemos para compartir con la ciudad. Esa es la idea de estas antologías que han sido muy buenas, están muy bien pensadas y esperamos que esta nueva edición esté a la altura de las anteriores”, manifestaron. 

Este trabajo es el primero de sus características y por eso Villalba y Olivera se lo tomaron muy seriamente y siguieron al pie de la letra los criterios que habían delineado cuando comenzaron con esta tarea: “Cuando pensamos a quienes íbamos a poner en esta antología y aclaramos los criterios, nos dimos cuenta que quizás esta antología sea la única en mucho tiempo que se haga sobre mujeres, y que no podíamos poner a todas nuestras amigas que escriben poemas porque necesitábamos que haya un registro que después sirva de documentación y por eso dijimos que el criterio debe ser un trabajo con la escritura sostenido que nos dé tranquilidad de que está incluida no sólo porque nos gustó su trabajo sino porque ha hecho todo un recorrido en la escritura que merece ser reconocido”, apuntaron.