POESÍA, CANCIONES Y MONÓLOGOS ENLAZADOS EN UN SINGULAR FORMATO

 

Con una serie de situaciones, que implican momentos, personajes, recuerdos, vivencias, enhebrados a modo de pequeños brillantes hasta conformar un collar, Daniel González Rebolledo construyó Sexalescencia.

En la puesta, el autor y protagonista comparte los temas que han configurado ejes que desarrolla en toda su obra.

El autor y dramaturgo gualeyo recupera en el armado de este trabajo –en el que puso el amor y la delicadeza de un orfebre- ideas, obsesiones, textos que sedimentan distintos momentos de una existencia vital y apasionada. 
Así, en poco más de una hora y cuarto, presenta en este unipersonal los temas a los que ha retornado en su obra como una secreta obsesión que ahora decide hacer pública, al abrir ese cofre de secretos a la mirada sensible del espectador. 
Los vínculos con la madre, los lazos con el padre, la amistad, los desencuentros y desencantos, el amor correspondido o no, los hijos, el sentido de la existencia, la vida, la muerte y sus circunstancias son puestos en escena por medio de micromonólogos, poemas y canciones que se suceden enlazados a partir de un narrador que presenta y da un marco a los distintos momentos. 
Apenas unos pocos elementos que ayudan a vestir los diversos personajes que el actor compone, escaso mobiliario –apenas una pequeña mesa, un perchero, un sillón- le permiten dar vida a las más disímiles situaciones: un hijo que habla a su padre, una persona que vive en la calle en pleno desamparo, alguien que espera un amigo en la mesa de un bar. 
En medio de esta performance –que plantea como un encuentro intimista de un actor que se encuentra para narrar a sus amigos algo de sus textos enlazando el recitado de poemas con la actuación y el canto- el autor se permite convocar a William Shakespeare, del cual tomó un fragmento de su obra Ricardo III. 
También se da el gusto de presentar parte de un musical que escribió y permanece sin estrenar, en el que aborda la relación de Pancho Ramírez y La Delfina. Para ello apela a una vidalita que entona caracterizando a la que fue compañera del caudillo. 
Despojado de excesivas pretensiones, Sexalescencia –neologismo que designa esa etapa que está inaugurándose a nivel social por un sector que el mismo autor representa-, le permite a González Rebolledo exponer el ABC del oficio actoral con un adecuado desplazamiento y uso del espacio y una correcta tarea de composición en lo actoral. 
Vale destacarlo, la labor se ve realzada en forma muy importante por el magnífico trabajo de diseño de planta de luces e iluminación a cargo de Sergio Fabri, quien crea ambientes y espacios, genera climas y refuerza el dramatismo según las situaciones. 
Esta interesante propuesta configura así una plataforma singular en la que el protagonista se da el gusto de compartir 
Sexalescencia volverá a presentarse este domingo a las 20.30 en Arteatro, Tucumán 378. 
 
Carlos Marín