EMMA BARRENDEGUY EN MIRADOR ENTRE RÍOS

 

Emma, la del gesto pícaro y la escritura luminosa

Los 92 años del ciclo vital de Emma Barrandeguy están llenos de bocetos a la espera de un director de cine atrevido, intrépido, que se anime a rodar historias impares, alternativas, marginales para los feligreses de las buenas costumbres. Su obra la proyecta entre los consagrados de la literatura entrerriana.
Fue escritora, periodista, poeta, narradora y dramaturga, pero sobre todo un ser libre. Falleció en 2006, en el lugar donde había nacido, en Gualeguay, sin haber ejercido un solo día como la maestra que fue, según el diploma habilitante.

Su influencia en la cultura es significativa: hasta que llegaron Amaro Villanueva, Carlos Mastronardi y Juan Ortiz la escritura era costumbrista. Con ellos la literatura entrerriana tomó vuelo, trascendió, se hizo cosmopolita y local. Emma es emergente de esos mismos afanes.

Docente e investigadora, Evangelina Franzot, de Maciá, es una de las profundas lectoras de Barrandeguy, una dedicada estudiosa de su obra y una analista de respeto. Estudiaba en Paraná cuando, buscando tema para tesis, la recordada Claudia Rosa le propuso que diseñe un proyecto de edición de la obra completa de la gualeya. Franzot se tomó en serio la tarea. “En enero de 2005 en el marco de la investigación la llamé y le pregunté si la entrevista tenía algún costo; para mi sorpresa, ella pidió: ‘unos kilos de arroz’ con los que colaboró con un comedor popular”.

Además de la entrevista que necesitaba, de la recorrida por la casa y el jardín de Barrandeguy y del recuerdo de su mirada indagadora, aquel día Franzot se alzó con un botín. “Me regaló ‘El andamio’, ‘Refracciones’, ‘Las puertas’, inconseguibles en librerías”, confió.

Estudios

Luego, también por recomendación de Claudia Rosa, estuvo al frente de la edición de “Cronosíntesis”, que rescata la obra periodística de Barrandeguy. El materia fue publicado en 2016 por EDUNER que, un año más tarde, reeditó la novela autobiográfica “El andamio”, de la misma autora.

“Apenas difundida, leída por sus más allegados y lectores curiosos de la literatura de la provincia, Emma Barrandeguy adquiere desde la publicación de Habitaciones (2002), su última novela y Poesías completas (2006) una repercusión mayor, que la acercaron a más lectores”, repasó Franzot. “Sin embargo, toda su obra narrativa, poética, ensayística, merecen una lectura que no admite, superficialidad”, concluyó, al destacar a manera de síntesis que “en el último tiempo, Eduner ha editado dos volúmenes que comienzan a hacer justicia con la figura y el talento de Barrandeguy”.

–¿Qué contiene específicamente “Cronosíntesis”?

–Rescata la obra periodística de Emma Barrandeguy, puntualmente su trabajo para el diario de Gualeguay “El Debate Pregón” y sus aportes de tinte humorísticos para la revista local “La loca de al lado”, pero además y a través de un anexo, nos acerca otros textos dispersos que la periodista publicó en medios porteños como “Hoy en la Cultura” dirigida ocasionalmente por Juan José Manauta, y “Contra, revista de francotiradores”, dirigida por Raúl González Tuñón e incluso anexa correspondencia que Barrandeguy intercambió con César Tiempo, cuando ella dirigía en los años 30, el “Rincón de Claridad”, en el diario “Justicia”, espacio que difundía las ideas de “Claridad” agrupación de izquierda a la que ella pertenecía junto a Juan L Ortiz, Ernesto Hartkopf, Marcelo Etcheverry, entre otros.

–¿Qué característica distintiva tiene ese material?

– Los textos que Barrandeguy publica en “El Debate Pregón” entre el año 1976 hasta poco antes de su muerte en diciembre de 2006, se construyen a través de un tono coloquial que le permitió en el transcurso de los años y en diferentes contextos, mantener cierta proximidad y entablar una relación de vecindad con los lectores gualeyos. Detrás de una aparente sencillez y a través de un registro desenfadado y sin grandilocuencias, Barrandeguy logra decir, logra sostener un diálogo con los seguidores del diario, a quienes parece proponerles distintas alternativas de lectura: una que roza la anécdota, accesible a todo lector, y otra que parece estar reservada a un interlocutor capaz de pactar con su ironía, con lo sugerido, con lo no expresado. Se posiciona en un lugar de modestia, de humildad intelectual con el único objeto de que sus lectores puedan seguir sus reflexiones, tengan o no una formación para hacerlo. Sabe muy bien que el público del periódico es amplio y diverso y colabora generosamente con él.

Cercanía

La cuidada edición de “Cronosíntesis”, que pertenece a la colección “El País del sauce”, cuenta con una presentación a cargo de Franzot, que incluye un recorrido biográfico de la escritora y un abordaje a su obra periodística.

–¿Qué marcas del estilo Barrandeguy hay en ese material?

–Además de este aspecto coloquial y vecinal que destaca en los artículos incluidos en “Cronosíntesis”, se refuerza una mirada desde el universo autobiográfico que envuelve toda la obra de Barrandeguy y del que no quedan excluidos sus textos periodísticos. Tal vez por eso y para dar a los lectores la posibilidad de recorrer ese camino, EDUNER publicó a principios de 2017, una nueva edición de “El Andamio”, la primera novela autobiográfica de la escritora publicada originalmente en 1964. Para mí ese acontecimiento editorial constituye el gesto inaugural de su obra autobiográfica.

–Hay una estela…

–Sí, están allí las primeras escenas de lectura, los libros prohibidos que despertarán no sólo la curiosidad sino también los primeros actos de desobediencia, la madre y el padre conformando un círculo familiar que a veces se anhela pero del que hay que salir para poder encontrarse, experimentar nuevas emociones, desafiar el mandato que impone ser esposa, madre, cuidar las formas y los modales.

–¿Cuál es el motor de esa búsqueda?

–“El andamio” es la reconstrucción de un pasado familiar y provinciano común a todos quienes pasaron su infancia en los pueblos del interior, pero es sobre todo un viaje introspectivo de una mujer adulta que intenta explicarse a sí misma quién es.

Tal vez, como se desprende del epígrafe de Eliot que Emma eligió para “El Andamio”, finalmente el tiempo vence al tiempo dándole a los lectores la posibilidad de encontrarse con la obra de una escritora a la que no se puede entrar desprevenidos, porque la lectura de Emma Barrandeguy exige una mente abierta, un espíritu arriesgado, y valor para mirarse al espejo y eso se logra con vida, con mucha vida.
 
Tomado de: https://www.miradorprovincial.com/