FUEGO AMIGO: NUEVO LIBRO DE HORACIO LAPUNZINA

 

Transcribimos el comunicado de forma textual, sobre el nuevo libro del autor.

"Anunciamos hoy la alegría de esta publicación, e inauguramos oficialmente la pre venta. 
Los pedidos se realizarán al mail: holapunzina@gmail.com (NO REALIZAR PEDIDOS POR WHATSAPP, POR FAVOR).

Los amigxs de Paraná tendrán su envío sin costo, mientras que los de las demás ciudades podrán acceder al ejemplar con una suma total que incluya el correo.
Para los pagos, se les enviará oportunamente un CBU de la cuenta. 

PRECIO ESPECIAL DE PRE VENTA: $600

Calculamos que el ejemplar físico estará listo para la primera quincena de noviembre. 

Gracias a todxs. Cualquier consulta, me escriben. 

Horacio Lapunzina.
Septiembre de 2020"


Incluimos entrevista de Diario UNO
"Fuego amigo": cuentos y relatos teñidos de infancia, memorias y tierra colorada
El músico, docente y escritor Horacio Lapunzina edita su primer libro de cuentos, Fuego Amigo, en el que recrea historias de su Misiones natal.

“Suele decirse en la jerga militar que el fuego amigo es aquel que tiene como blanco a su propio bando. Me gusta esa imagen para estos escritos: los disparos son aquí necesarios para derribar lo construido, quizás para empezar la faena de una nueva forma de entender lo que escribo; es decir, enterarme de lo que soy y voy siendo en lo que dejo escrito”, dice Lapunzina en el prefacio de este libro que publicará a través de Editorial Fundación La Hendija.

Escenario dialogó con el autor misionero que, paralelamente, está celebrando los 10 años de vida de su taller literario, El Bache Gramático.

—¿Cómo se dio la posibilidad de armar y publicar este libro?

—La pandemia tuvo mucho que ver porque hay cuentos y relatos que son bastante viejos, de más de 15 años. Otros que los hice de marzo a esta parte, en tiempo del confinamiento, que no sólo me sirvió para escribir, sino para corregir mucho. Yo soy medio obsesivo con el tema de la corrección, desde que adquirí una cierta práctica con el El Bache Gramático, que es un entrenamiento importante. Me dediqué mucho a pasar los textos por un tamiz y completé dos o tres textos más, hasta que me encontré con que tenía un corpus. Después me encontré con un detonante importante que fue mostrárselo a gente amiga, de mucha confianza no sólo a nivel afectivo sino literario, gente que lee y escribe bien, como el caso de María Rosa Pfeiffer, una gran dramaturga y directora teatral a quien conozco desde hace años. Hace unos meses me atreví a mostrarle algunos cuentos, y ella me hizo unas devoluciones muy útiles, lo que me llevó a decidirme a reunir los textos y largarlos, porque si uno no los publica, se lo pasa corrigiéndolos por los siglos de los siglos. Finalmente, me dispuse a buscar una editorial y me terminé decidiendo por la Editorial Fundación La Hendija porque tengo una cercanía afectiva, porque La Hendija es el lugar donde empecé a trabajar en Paraná cuando llegué en el 89, representa mucho para mí. Pero también vivo a pocas cuadras, y en esta época de poca movilidad me permite estar allí en 10 minutos sin atravesar la ciudad ni ponerme traje de astronauta.

—El cuento es un género al que has estado en mucho contacto desde El Bache Gramático...

—En realidad, el libro está repartido entre relatos y cuentos, porque el cuento tiene su estructura formal, con introducción, desarrollo, nudo y desenlace. En ese sentido formal hay algunos que son relatos, no son cuentos puros. En El Bache Gramático, si bien me centro en la cuestión del trabajo con el cuento también hay gente que trabaja por fuera de ese género, que me suele traer cosas que podemos identificar mejor como aguafuertes y crónicas. De hecho, a mí esto del periodismo siempre se me cuela un poco. Y el último es un microrrelato, cosa que nunca antes había hecho.

—¿Son historias aisladas o hay un hilo que las entrelaza?

—Sí, hay un hilo. Varios de los cuentos y relatos están basados en mi infancia, siempre teniendo en cuenta que el autor y el narrador no son lo mismo. El autor tiene un punto de vista que no puede confundirse tan fácilmente con el protagonista. Pero sí están ambientados en cosas que me pasaron en la infancia y adolescencia, pero están ficcionadas; son cosas que viví en Posadas. Se conectan las historias porque incluso aparecen los mismos personajes, que pasan de un cuento a otro. Sólo el microrrelato es uno que se desprende un poco y me lleva a escribir sobre otros hechos, ya no tan autorreferenciales.

—Y ya que hablamos de la infancia, una época en la que solemos empezar a orientar nuestros intereses. ¿Qué asomó primero en tu caso, el escritor o el músico?

—Las dos cosas se manifestaron tempranamente, pero si tengo que poner una fecha, empecé a tocar el piano de oído como a los 8 años. En ese momento no escribía todavía. Hay un cuento dentro del libro que se llama Ireneo, donde cito una situación que es cuando le escribía a mis abuelos; mi mamá me sentaba y me hacía escribirle cartas a mis abuelos, y yo odiaba eso porque no era una elección mía, sino que mi mamá casi que me dictaba cosas. A mí no me gustaba escribir, me gustaba dibujar. Pero a los 12 o 13 años, no sé cómo, empecé a escribir poesía. Y desde entonces empecé a escribir mucho, me embalé y pasaba a máquina las poesías, si bien era como un juego, era ordenado. Y a los 16 o 17 hice mi primer texto en prosa, que era bastante poético. De ningún modo fue un cuento, porque no tenía idea de cómo hacerlo hasta mucho tiempo después.

—¿Cómo se puede conseguir el libro?

—Estamos haciendo preventa, calculamos que el ejemplar físico estará listo para la primera quincena de noviembre. Quienes estén interesados pueden escribirme al mail holapunzina@gmail.com.