Apenas se tuvo contra quienes
supimos rebelarnos supimos conseguir
nuestros gauchos
supieron caer parados
testimonio imprevisible
de esta literatura de los vencidos.
Por estos lugares
de los que queremos acordarnos
gente de charque las más de las noches
por los caminos
que tampoco olvidaremos
debemos recobrarlos
sombreros hasta los ojos
ardidos por soles tensos.
Surgieron como la luz mayoritaria
vinieron a dar testimonio en seis cuerdas
de todos los dolores del ser argentino
no hasta la muerte, salvo escasos ejemplos,
pero sí hasta la desesperación.
Estos los primeros surrealistas del mundo
mas la ventaja
de no haberse masturbado
en subsuelos de oscuras paredes
quemantes de ácidos “revolucionarios”.
Minero explorador de la virginidad de las cosas
de los afortunados que vieron el gran machetazo
de la aurora del trigo
renovando aquella forma del heroísmo
ese momento de los hombres
la quema de la oscuridad
tiempo de arder o perderse o madurar
antiguas maderas
mezcladas
al aroma singular de una patria
nacida con la tristeza puesta
así
divididos entre los excesos del contorno
fueron estremeciendo
a nuestros gauchos de bolsillos rotos.
La pura poesía a solas retenida en la memoria
de oscuros oyentes. Sin libros sus nombres
apenas se recuerdan
como cierto pan cotidiano
son tesoros del viento.