EN NOTICIAS/ENTRE RÍOS - 13.01.16

SEMBRADORA DE LETRAS: STELLA MARIS PONCE

Por Mäuss, para www.noticiasentrerios.com.ar

Es nacida y vive en Concordia. Es poeta, cantante, profesora, gestora cultural y librera. Es un nombre clave para la literatura entrerriana por su constante aporte como autora y figura fundamental en encuentros literarios, ferias del libro y festivales. Stella es una incansable creadora y pieza fundamental dentro del espectro de los artistas de la provincia.


¿Cómo comenzó tu relación con la literatura?  ¿Hubo, de chica en tu casa, una estimulación especial o llegaste a la literatura por una búsqueda interior? 

Creo que esa relación comenzó tempranamente, aunque no podría decir con precisión cómo sucedió. Hubo una predilección por el sedentarismo y la contemplación y supongo que eso me arrimó a los libros, a buscar respuestas. Hubo también una preocupación de mis padres para que no faltara lectura en casa y una tía de Paraná que me regalaba libros y con quien empecé de chica a visitar librerías. 

¿A qué edad comenzaste a escribir? O ¿cuál fue el motivo por el que comenzaste a escribir? 

Coincidió con la escuela primaria, a los diez o doce años. Siempre prefería la materia Lengua y esperaba las redacciones. Creo que ahí, sin que yo lo supiera a conciencia, empezó mi admiración por el lenguaje y por lo escrito. Esa apropiación de la herramienta abrió luego caminos de exploración. Cuando decidí estudiar el Profesorado de Literatura fue en realidad porque me gustaba leer y escribir, más que por la posibilidad de hacer docencia.

¿Qué recordás de la banda sonora de la niñez? ¿Qué sonidos evocás de aquella época? 

Recuerdo canciones de cuna y nanas. Parece que me costaba mucho dormir y me cantaban y también renegaba de comer entonces mi madre se las ingeniaba con rimas. La recuerdo a ella cantando tangos y milongas mientras cocinaba. La banda sonora de la niñez se completa con paisajes casi bucólicos. La visita a la casa de mi abuela, el jardín, el fondo, los árboles, los animales, sus relatos de la vida en el campo en Colonia Hocker. Yo escuchaba todo eso como una sinfonía.

¿Cómo ves la actualidad de la poesía en nuestra provincia? 

Creo que hay en Entre Ríos un panorama bastante auspicioso. Nuestra provincia siempre tuvo mucha producción literaria y sobre todo buenos poetas, lo cual condice con una honrosa tradición. Cada tanto me entero de excelentes poetas jóvenes cuyas voces, a pesar de la escasa difusión van teniendo visibilidad, sobre todo por el boca a boca entre escritores.

¿Qué escritores reconocés influyentes en tu obra, y cuáles determinantes en tu formación? 

Es difícil reconocer las influencias, qué autores dejaron huellas o fueron decisivos. Uno está inmerso, demasiado involucrado en lo que escribe. Tal vez un lector pueda ser más objetivo en esa tarea. Supongo que todo lo que se ha leído influye con mayor o menor incidencia. En ese sentido los autores a los que siempre vuelvo porque hay hacia ellos admiración, respeto, tal vez identificación son Juan L. Ortiz, Joaquín Giannuzzi, Eugenio Montale, William Carlos Williams, Juan Ramón Jiménez, Diana Bellessi, Alfredo Veiravé, Claudia Masin, entre muchos otros.

¿Qué estás leyendo últimamente? 

Estoy leyendo “Claudine y la casa de piedra”, de Silvia Arazi, una autora a quien he seguido en toda su producción narrativa y poética y me resulta admirable por sus búsquedas artísticas, como escritora y como cantante. También me resultó muy grato adentrarme en la obra de Hebe Uhart, sus cuentos son excelentes y con un tono deslumbrante.

¿Qué expectativas guardás para este año? 

Estoy corrigiendo un nuevo libro de poesía que me tiene entusiasmada y espero poder publicar este año. Seguir explorando en la poesía y la música, mis dos búsquedas artísticas más intensas: la voz de la escritura, la voz del canto y encontrar formas de compartir esas inquietudes. En 2015 tuve experiencias muy placenteras con la presentación de “Spirituals”, recitales en los que pude reunir mis poemas con canciones de la historia del blues. Quiero continuar en ese camino. También seguiré con los Talleres de escritura creativa para adultos y Taller Literario para adolescentes en Fundación Magister, propuestas que fueron recibidas con mucho interés.

Contanos sobre tu actividad como cantante y que proyectos tenés a futuro. 

Mi actividad como cantante comenzó hace mucho tiempo en el Coro Tahil Mapu de la UNER. Luego siguió en el Grupo Vocal Blues & Cía y después como solista en distintas formaciones. En este momento estoy tomando clases en Buenos Aires y ensayando con dos músicos. Quiero afianzar un repertorio de Jazz y Blues para hacer presentaciones más frecuentes y grabar un disco de este género al cual le he dedicado tantos años. También incursioné en el tango y, para mi sorpresa, creo que hay ahí algo muy fuerte que me convoca a largo plazo.

¿Qué es el arte para vos? ¿Qué es un artista a tu parecer? 

El arte es una forma de conocimiento, una manera, diría, sublime de conocer el mundo y de conocernos a nosotros mismos. Un artista es un buscador, un indagador, alguien que interpela su entorno, que no se conforma con lo establecido y se dedica a crear algo nuevo para poder respirar.

¿Qué opinión te merece la gestión cultural actual y de los últimos años de la Dirección de Cultura? 

La palabra clave en tu pregunta es “gestión”. Creo que eso es lo fundamental en una institución, lo que uno espera, que haya buena gestión y me parece que la Dirección de Cultura no ha puesto el énfasis en ese aspecto. Gestionar es promover, generar propuestas, ofrecer alternativas, compartir ideas, convocar y favorecer a los artistas y actores culturales. Concordia tiene mucha producción cultural, exponentes valiosos en cada área pero no siempre tienen el apoyo necesario, se auto gestionan, son los famosos “proyectos a pulmón”. Me gustaría que esta situación pueda revertirse y que el presupuesto destinado a Cultura llegue a todos sus protagonistas respetando la diversidad ideológica y estética. Y además de los recursos económicos, si hay recursos humanos en esa dependencia que sean visibles en la gestión.

¿Cómo te pega la realidad social actual?

Siento una gran incertidumbre, a veces desánimo, a veces una necesidad imperiosa de refugio en la soledad o en la compañía de algunos pocos amigos. Y no es que no me convoque el trabajo social, de hecho lo hago a través de la Fundación desde hace mucho tiempo con planes en torno a la lectura, por ejemplo. Pero se ha llegado a un deterioro social y humano tan pronunciado que impide por un lado la comunicación efectiva y por otro lado, y como consecuencia de eso mismo, el crecimiento personal y colectivo. Desde mi rol de librera también lo he advertido en los cambios abismales que se han producido en los consumos culturales. Hay bibliografía que ya no puede sostenerse en los anaqueles: no hay demanda de pedagogía, ciencias sociales, psicología, filosofía, arte, ni hablar de poesía o buena literatura argentina, áreas que, digamos hasta hace diez años atrás, aún tenían lectores. Hoy el consumo pasa por el bestsellerismo, la actualidad política, la autoayuda y los libros mediáticos. Claro que hablo de una librería del interior, no puedo generalizar. Pero es imposible disociarse de esta realidad. Y más aún si uno escribe y a veces se pregunta para quién, quién lee, quién prefiere apoyar a un creador que dedicó la vida a hacer mejor su arte en lugar de elegir un simple entretenimiento o favorecer las banalidades que ofrece el mercado. Por suerte hay excepciones entre pares: escritores, poetas, profesores que crean un círculo alentador. Es un tema complejo y creo que excede a esta entrevista.