MAÑANA

 

Se despierta la aldea, y un cacarear sonoro

hace coro al bullicio de la vida que empieza;

un buey octogenario mastica su pereza

mientras mira a las vacas con paternal decoro.

 

El suelo húmedo escarban las pezuñas de un toro

mientras brama su alarde de indomable fiereza;
Júpiter se ha metido dentro de su cabeza

y sueña con Europa la de las trenzas de oro.

 

Cantando alegremente, Juana la campesina,

con su garbo y sus baldes al corral se encamina,

y hay claveles y rosas en su cara risueña;

 

En la ubre blanda y tibia hunde su breve mano,

y el sol rubio y lascivo deja un beso pagano

en su seno más blanco que la leche que ordeña.