BREVE MOMENTO EN LA HISTORIA DE LOS ADOLESCENTES GEMMA Y FRANCISCO

 

Escrito Ignoto

 

La historia de Gemma siempre me pareció  demasiado compleja, con muchos tentáculos. Y tal vez por lo mismo, un octopus imposible de esquivar. Cuando apenas esbozaba su adolescencia, virgen o casi virgen, se enamoró de un curita resultón, amigo de la familia, con el que tuvo una relación torturada y absolutamente animal. El laberinto incluyó soberanos polvos en los confesionarios, en la sala de tubos del órgano de la Basílica Inmaculada y en los bajos, allá donde   estaba  el mausoleo del General, al costado de la nave mayor. Eso sí, Gemma funcionó siempre protegida por la Santa Iglesia, por  Pedro, Juan, Tomás, custodiada por expertos y desafiando toda autoridad.

Después del cura, vino por mí. Y yo era virgen. Pero completamente virgen de mujer, mas no de pajas, e imaginaciones. Gemma decidió arrastrarme por los caminos que venía descubriendo a la velocidad de un Mustang que viajaba sin seguro contra terceros. Y yo acepté. O me arrastró de los pelos. Sólo podíamos terminar en accidente. Y así fue.

El despertar del sueño, fue peor que una trompada de Alí. Resultó difícil saber si al final del camino me había chocado con sus hermosas tetas y sus entrepiernas, o habíamos dado contra la ladera de la barranca, allí donde me había llevado para violarme repetidamente. O ambas cosas. El asunto es que yo y el auto, estábamos destrozados. Y ella lo más campante.

El viaje de maría y sexo que emprendimos juntos durante seis semanas, conducía al dolor. La llevaba a ella como guía, modelo para armar, guardabosques, boy scout, ninfa, coordinadora, geisha y puta rematadamente fina. Cierta noche esbozó que emborracharse y entregar hasta el último centímetro de piel a cien placeres, era solo para mí. No le creí, por cierto, mientras no dejaba de preguntarme donde se aprendían esas cosas que me hacía, y que yo jamás podría haberle enseñado.

Finalmente, para los 17 Gemma se fue atrás de un clochard por convicción, portador de una tarjeta American sin límite. El harapiento -intelectual y rico- le prometió mostrarle la mierda del mundo, pero sólo esa que ella jamás vería por su propia cuenta. Era demasiado tentador. A esa altura, este escriba había quedado fuera de toda competencia.

Siempre tuve la triste fantasía acerca de que Gemma se fue con el linyera y me dejó abandonado a mis propias pobrezas, ya embarazada. Aun después de tantos años, se presenta una imagen en mis sueños, y siempre es alguien que golpea la puerta. El ritmo de los sonidos resulta suave y amigable, pero tiene un tono de leve reclamo.