Leí que la miel puede
durar muchos años
sin descomponerse.
Es terrible pensar
que lo que llevo
a tu boca
en cada desayuno
es más fuerte
que tu boca
que la carne
por donde exhalo.
Es terrible y hermoso.
Clepsidra llena de miel,
reloj de sol líquido
derramado
por los bordes de la cama.
Cada gota lenta
estirada,
un adorno
soplado en vidrio
que no termina de enfriarse.
Si pudiera
cubriría con miel
suelo y paredes,
rompería
todas las celdas
de todos los panales
sobre tu cuerpo
desnudo y dormido.
Un latido amortiguado
inaudible pero vivo
bajo capas doradas.
Cuando al fin
la miel nos sobreviva
volveremos como abejas.
Danza sin tiempo
entre las flores,
jardín dulce
y cristalino
sobre nuestra tumba.