Temo la destrucción y el hartazgo
voy construyendo castillos en el aire
poblados los salones de princesitas
rebosantes las alacenas de whisky
los inodoros tapados con blisters vacíos
la marihuana atontando héroes en los pasillos.
Trago un manojo de pistilos
la fiesta comienza y todavía
la blandura de mi carne persiste.
La excitación sucede solo
en el deseo.
Tal vez sea por eso
que bajo las sábanas se alza
una calentura que no es tuya.