LA POESÍA ES LA PUREZA DEL LENGUAJE EN SU INICIO, POR IGNACIO BOSERO

Entrevista al escritor entrerriano Gonzalo Acosta Tito (Revista EntreGuay. Número 22. Año 5).

LA POESÍA ES LA PUREZA DEL LENGUAJE EN SU INICIO

Gonzalo Acosta Tito nació en Concordia, Entre Ríos, en 1982. Publicó los poemarios: El mendigo de ojos celezul (Editorial de Entre Ríos, 2009); Cayó del azul (Himalaya, 2021); Rayos que abren pájaros (Potencia, 2023). Y los ensayos: Los góticos en la Argentina (Panza Verde, 2010) y Caminar la caída. Génesis y sentido cristiano (Lilium, 2020).

 

POR IGNACIO BOSERO

 

-Hace tiempo que escribís y leés poesía: ¿por qué la poesía es importante para vos?

-Creo que la importancia de la poesía radica en que desde ella siento la posibilidad de tocar y dejarme tocar por el lenguaje en su sentido vivo, en su nacerse.

-¿Cómo fue ese primer momento que sentiste ganas de escribir un poema? ¿Lo recordás? ¿Cómo fue ese poema?

-Puedo recordar con nitidez la vez primera que fui escrito por un poema: un domingo de julio -en Buenos Aires- al salir de una misa nocturna celebrada por Hugo Mujica, caminando por Avenida Santa Fe me detuve en una librería y quedé observando el título El fin de la eternidad de Asimov, y un hombre a mi costado me pide sustento material, era un muchacho joven quien me contó algo de su vida y su deseo de regresar a Tucumán. Al volver a mi departamento recuerdo haber sido escrito de un tirón, ese poema fue: “El mendigo de ojos celezul”.

-Hoy: ¿Cómo construís tus poemas? ¿Qué dejás de lado y qué incorporás en ese trabajo?

-En esa construcción la piedra angular se orienta en brindarme a lo que la palabra poética tiene para revelarme desde lo que vivo. En dicha orientación los existenciales de mi trabajo son la observación, el aguardar, la disposición a la escucha y la atención.

-¿Sentís que aprendiste algo en relación a esa tarea? ¿Qué podés decirnos?

-El aprendizaje es discipulado. A fin de cuentas, hablamos de una tarea existencial, la cual podría condensarse en: cómo dejarse trabajar para que la poesía se desoculte; cómo hacer para que el poema se escriba desde uno, y tal vez la misma no sea una tarea lejana al vaciamiento que se necesita para la oración y la contemplación. O dicho de otro modo: cómo nos despojamos de las distracciones de las imágenes y del ruido de los discursos de la información y abrimos caminos para que la palabra advenga en nosotros y se vuelva fruto.

-¿Qué poesía preferís?

-Siento pertenencia a una poética sin tiempo de orden cronológico que pueda ser leída en cualquier siglo y destelle vida, presencia. Semejante a los Salmos. Prefiero una poesía ascética que en pocas palabras despliegue su sentido esencial.

-¿La poesía es para todos? ¿Qué pensás?

-La poesía es la pureza del lenguaje en su inicio y nosotros en nuestro nacer somos el inicio de la vida en su pureza, quiero decir que hay una correspondencia primordial entre la poesía y todos. En el origen no fue para todos, sino de todos. Hoy, tal vez, la poesía se alejó de tal modo de su inicio que parece que solo nombra lo efímero y anecdótico, y en paralelo o como parte de esto mismo, sucede que nosotros nos distanciamos de lo esencial de la vida que es el acariciar y ser acariciado por la gratitud en lo bello y lo triste.

-Leí la siguiente pregunta y quisiera hacértela: “¿qué es lo que recibe el poeta además de las voces de otros poetas?”.

-El poeta no distraído recibe las voces de las esencias del mundo. La voz del cielo que habla del cosmos; la voz de la tierra que irradia la naturaleza en lo terrible y en su armonía; la voz de Dios que dona su divinidad, su presencia y la huella de su huida; y la voz de los mortales -nosotros- que compartimos las cosas del mundo en su estado caído.

-Si tuvieras que imaginar al lector ideal de tus libros: ¿cómo lo imaginarías?

-No sé, quizá, uno que pueda habitar de manera más auténtica y limpia lo que me es dado en la escritura.

                                                                    

 

RAYOS QUE ABREN PÁJAROS

 

Amanece lo posible

                y el cielo todo lo toca

                son los primeros rayos que abren pájaros,

unos ojos donan su visión de luz

                                                        prestan su fe,

 

así lo sereno y la llanura

se acercan en una mano

                con un ramo deslumbrante de flores silvestres.