MONOS EN EL PARQUE ÁVALOS

 

        No estuvieron en San Juan de Puerto Rico bañándose

        en el mar de las fosforescencias

        no recorrieron el Museo del Espacio de Washington

        con amigos inteligentes y jamás cometerán

        el pecado de soberbia.

                             En cambio

        desde los árboles del Parque Ávalos se mueven

        con una experiencia singular

        gritan saltan

        se despulgan tiernamente sobre los turistas

        y así mueren sabiamente al margen de la historia.