El humor, muchas veces propuesto como género y otras tantas refutado como actitud presente en todos los géneros, constituye un alto rasgo de civilización. Primero en la asunción más ardua de sus reconocimientos, el humor que se ríe de sus propios ridículos. Luego como ruptura de la solemnidad su función es de coraza social. Quienes temen ver derruidos sus pies de barro conjuran a los humoristas.
La inteligencia en libertad paga el precio de la desestabilización de la mediocre sensatez y el inconformismo para con el decorado de la felicidad convencional.
Luego de revisar la fundacional comedia según la poética de Aristóteles, los desopilantes aportes de los coreutas de Aristófanes, sin olvidar a Quevedo, quien no debe descansar en paz, los estudios de H. Bergson, Pío Baroja, L. Pirandello, conviene citar la sistematización de Eduardo Stilmann:
La paradoja como razonamiento lógico conduce a dos enunciados mutuamente contradictorios. Alguien se anima a violar las disposiciones comunes.
El extrañamiento cumple la función de la literatura de renovar la percepción. Consiste en describir un objeto, mecanismo o persona como si se lo viera por primera vez.
La ironía como figura retórica propone siempre una inversión del significado convenido, una oposición entre el sentido literal y el sentido derivado.
La parodia una de las formas de la transtextualidad según Gerard Genette en Palimpsestes, un texto levemente modificado presupone un texto conocido al que se parodia.
Humor negro: Cuando Aristóteles bautizó la melancolía la llamó la bilis negra, en una clara alusión fundacional del humor negro. Actualmente algunos críticos restringen esta categoría al humor satánico, el cual instituye la apología del mal. Muy cercano, elhumorismo macabro se complace en el tratamiento desaprensivo de la herejía, canibalismo y la profanación. La variante del humor por el absurdo agudiza la más ardua ejecución de operaciones intelectuales: la corrosión de lo estatuido por la aparente sumisión al desorden de las leyes. En todos los tiempos el paraíso del humor colindó con la desesperación y la locura.
(De: “FAUÉ, María Eugenia; Travieso Vizconde – La sonrisa alada” – Vida y obra de Emiliano Lascano Tegui”, Eduner, 2007)