EVARISTO CARRIEGO

por MARCELO LEITES

Evaristo Carriego. Poeta argentino. Nació en 1883 en Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos. Bisnieto del Coronel  Evaristo Carriego, fundador de la ciudad de Concordia e hijo del abogado y periodista del mismo nombre, que tuvo gran actuación después de Caseros. Evaristo, el poeta,  se trasladó con su familia desde Paraná a Buenos Aires en 1887, luego a La Plata, y finalmente otra vez a Buenos Aires en 1889, donde residió hasta su muerte, ocurrida en 1912.
 A los seis años fue enviado a la escuela primaria de la ciudad de Buenos Aires. Era corto de vista, defecto físico que le impidió ingresar en el Colegio Militar. Con veinte años se introdujo en los círculos intelectuales de la capital, donde le gustaba recitar sus versos. De 1904 a 1908 publicó infinidad de composiciones poéticas en diarios y revistas, como «Ideas», «Caras y caretas» y otras.
La suya es una existencia lineal, sin exabruptos, sin hitos memorables. Vivió de ciertos cariños íntimos, del amor de una muchacha muerta, de los amigos seguros. Visitó redacciones y revistas, como La Protesta. Allí conoce a Juan Más y Pi, quien, junto con Marcelo del Mazo, será un amigo cercano y comprensivo. Son años de discusiones, de intercambios fructíferos y la literatura, como el país, estaban todavía por hacerse: ...el centro aquel -dice Más y Pi-, se constituía en la redacción de La Protesta, que si bien era un diario anarquista, se hacía más literatura que acracia: el encanto de una bella frase valía más que todas las aseveraciones de Kropotkin o de Jean Grave.(1)
Su vida se constituyó con elementos primarios y simples, como su poesía, de versos sencillos, que canta los hechos cotidianos de Palermo (barrio porteño de compadritos), donde transcurrió su vida. 
Borges lo conoció personalmente porque era amigo de su padre y frecuentemente lo visitaba en su casa, y dijo haber descubierto la poesía de sus labios durante los extensos recitados que Carriego hacía de poemas de Almafuerte. 
En sus últimos años, la jovialidad fue cediendo a la melancolía y al retraimiento espiritual. Son los años en que canta resignadamente a todos los que sufren en silencio. Esta aprensión se agravó con el fallecimiento de su padre, ocurrido poco antes del suyo. Evaristo murió de tisis, en 1912,  a la edad de 29 años. El libro póstumo La canción del barrio (1913), recoge sus últimos poemas. En 1927, vieron la luz sus cuentos, en un tomo titulado Flor de arrabal. Dejó una obra de teatro, Los que pasan, estrenada en el teatro Nacional, poco después de su desaparición. 
Publicó: Misas herejes (1908), su primer y único libro en vida, cuyo contenido se conocía por las publicaciones en los periódicos. La crítica fue favorable. 
Posteriormente, su hermano y sus amigos reunieron en un volumen las composiciones de este libro junto con otras inéditas, con el título de La canción del barrio (1917), base de sucesivas ediciones de sus Poesías completas. Dejó escrita una obra de Teatro: Los que pasan (estrenada en noviembre de 1912).En  1927 se publicó "Flor de Arrabal" y una compilación de Cuentos y otras páginas, en 1954. Otras obras que podemos mencionar son:  La fonda, La bandera celeste, Vida del General Lamadrid y Vida y muerte en Aragón.
La historia de la literatura parece oscilar entre adhesión y reacción; en el caso de Carriego, entre la adhesión al modernismo y su reacción; evolución que transita su obra desde Misas Solemnes a la Canción del barrio.  
La inclusión de este autor dentro de nuestra página podría ser cuestionada por la típica mentalidad regionalista, con el argumento de que Carriego es más porteño que entrerriano. Para empezar, la existencia de esta página misma supone un recorte completamente arbitrario que nosotros mismos nunca aceptamos del todo. Quiero decir: Un escritor es mucho más que su lugar de origen, pero como estrategia de difusión de nuestros autores esa demarcación ha sido muy útil porque nos permite centrarnos en una de las provincias que se ha ocupado escasamente de sus artistas. Fin de la digresión. 
Dirían: No importa que Carriego haya nacido en Paraná, su poesía sigue siendo más porteña que entrerriana. Y en principio podría parecer una objeción legítima. Pues, salvo esta referencia mínima:
Para que siempre puedas orquestar tus mañanas 
Calandrias y zorzales mis selvas entrerrianas 
te ofrecen en mis trovas (2)

el paisaje de su lugar de nacimiento no aparece  ni gravita en su obra. La poesía de Carriego se relaciona más con los cien barrios porteños y con el tango que con una escritura ligada al imaginario provinciano.
Hipótesis que no obstante, podría rebatirse cómodamente con los célebres versos de Madariaga "Ya es muy tarde para ser sólo de una provincia" (Criollo del universo). Y, más específicamente, con la reinvención del barrio. El barrio,  para nosotros, sigue siendo una determinada zona muy localizada (generalmente situada en la infancia) y, tal vez la creación mitológica del barrio sea una suma imposible entre el barrio de Palermo y el resabio de los barrios de la provincia que dejó, un poco como ocurre con Isidoro Blaisten, entre el barrio de Almagro y el barrio ferroviario de Concordia. Cfr. con el poema "En el barrio" (LINK), "casi una guapeada entrerriana" (4).
Sus personajes: La novia, el borracho, la costurerita, la hermana, la prima, la tísica, el obrero, el guapo, el bar, el café, los amigos, etc., más prototípicos de La Boca que de Palermo (según cierta crítica), contribuyen a la conformación de Carriego como un poeta barrial. Cantó las pasiones y tragedias de los humildes o la paradoja de la alegría triste de los barrios.
Si bien Almafuerte, Rubén Darío y Marcelo del Mazo gravitaron en su estilo, fue luego, con toda originalidad, el primer gran poeta del suburbio porteño. Misas herejes fue el único libro que dio a la estampa en vida. Su visión de la ciudad, su manera de sentirla y de escribirla, alcanzaron luego enorme gravitación en las letras del tango, particularmente por vía de Homero Manzi, que fue su más talentoso continuador. (3)

                                        
En su tono, hay siempre una melancolía de base, afín al espíritu del tango, una nostalgia del origen, de la infancia perdida, tal vez de esa infancia que dejó en Paraná a los cuatro años de edad, cuando su familia lo llevó a vivir a la urbe porteña. Su voz, llena de ternura, tiene la inocencia de un niño y vibra con una autenticidad conmovedora.
Incluimos un extenso trabajo de José Gabriel que explora pormenorizadamente en su vida y en su obra y también algunos capítulos del célebre ensayo de Borges, quien como es sabido, proyecta en la figura de Carriego,  en la simplicidad de su estilo, un antecedente poderoso para contrarrestar los fuegos de artificio del modernismo lugoniano, base sobre la que construyó su propia poesía y tal vez, el origen de su transparencia neoclásica. La obra de Carriego también influye en el sencillismo de Baldomero Fernández Moreno. 
Quizá este autor injustamente soslayado, pueda ser leído hoy como un poeta porteño y provinciano, al mismo tiempo. Una conjunción necesaria en la época que vivimos, donde el centro del mundo puede estar en cualquier parte: Dios ya dejó de atender sólo en Buenos Aires.   


(1) Gabriel, José; "Evaristo Carriego".
(2) Carriego, Evaristo, de "Envíos", incluido en Misas herejes.
(3) Ferrer, Horacio;  El libro del tango.
(4) Borges, Jorge Luis; "Evaristo Carriego"

Biografía parcialmente tomada de:

http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1554