AMARO VILLANUEVA

 Por Liliana Rodríguez

Amaro Villanueva (Gualeguay, 1900 – Buenos Aires, 1969)

 “Qué tendrá Gualeguay que dio poesía como la de Juan L. Ortiz o Mastronardi?”

   La pregunta surgía a veces hace un par de décadas en conversaciones con poetas concordienses.  Y las respuestas silenciosas que acudían hablaban casi siempre del paisaje entrerriano, omnipresente en nuestra literatura.

   El ensayo de Claudia Rosa “Entre Gualeguay y Paraná”,  trae otras razones: históricas y políticas.

   “De una u otra manera la literatura argentina sabe que en Gualeguay nacieron los escritores Juan L. Ortiz, Carlos Mastronardi,, Emma Barrandeguy, Juan José Manauta, Alfredo Veiravé, Amaro Villanueva (a la lista se puede incorporar Arnaldo Calveyra, que nació en Mansilla, a cincuenta kilómetros de Gualeguay), y siempre la pregunta sobre por qué este lugar convoca a propios y extraños queda sin formular o sin respuesta.”

   Rosa explica que hacia comienzos del siglo XX las familias más ricas de la zona, pertenecientes a la ganadería provincial que competía con la de Buenos Aires, toman parte activa en las disputas del poder en el orden nacional y se comprometen con proyectos radicales o conservadores  de transformación social.  Esta burguesía provinciana  comienza a sentirse menoscabada en los años treinta frente a la poderosa oligarquía porteña, y apuesta a crear un valor agregado al hecho de vivir en el interior. Asimila, entonces, entre otras cosas la bohemia como forma de vida y cierta tolerancia cultural y social. Se configura por esa época una comunidad de artistas, escritores e intelectuales, promotores y editores, que desarrollan una tarea de producción cultural a través de asociaciones, periódicos, peñas, bibliotecas, que era aceptada por la comunidad local.

   La búsqueda de la confluencia ideológica y estética de este grupo se expresó en los debates del grupo “Claridad”, formado en 1932 y encabezado por Ortiz y Barrandeguy: “Buscaron la construcción de un soporte teórico y estético que habilitara el concepto de comarca, la reivindicación de lo lugareño y el federalismo –en un momento de predominio de un marxismo con fuertes tendencias internacionalistas e industrialistas- (…) Reivindicar la tradición, la historia regional, la naturaleza, y cierta “simplicidad” de la vida de campo trajo fuertes discusiones en el seno mismo del Partido Comunista; el clivaje que los entrerrianos Ortiz, Manauta, Villanueva y Barrandeguy realizaron entre vanguardia, marxismo e historia regional, resulta todavía  innovador.”

  Entre 1937 y 1941 la persecución política origina la dispersión de este grupo:  “Por otro lado, en febrero de 1937 se realiza en Entre Ríos la mayor purga política contra los docentes y estudiantes judíos del país.  (…)  Los diarios nacionalistas y conservadores están empeñados en una campaña antisemita, anticomunista y por la buena moral. (…) La sensación de la opresión social, moral, las persecuciones más o menos encubiertas, los despidos, habían producido la diáspora del grupo.  Ya en el 41 nadie queda en Gualeguay.  La mayoría rumbeó a Buenos Aires y Juan L. Ortiz se va con su amigo Villanueva a Paraná.”

  Y en la capital entrerriana, es Amaro Villanueva quien pone en contacto a los intelectuales y artistas de Paraná con los de Gualeguay.

   Fue protagonista en la construcción y promoción de la literatura entrerriana que nos enorgullece.

   Sin embargo, al leer su producción artística, surge inevitable la comparación con su amigo Juan L. Ortiz, en cuanto a la resolución de la siempre tensa dialéctica entre literatura y política.

   Mientras Ortiz es reconocido por la originalísima y singular forma en que su ideología confluye naturalmente, junto a sus lecturas de la literatura universal y su sensibilidad en la percepción de la naturaleza,  en un único río, el de la poesía; en Villanueva el compromiso partidario se planta como una bandera en medio de sus cuentos y poemas.

   Más interesantes resultan sus ensayos sobre la literatura nacional, en los que propone una nueva serie literaria e histórica nacional, que parte de Mayo y Bartolomé Hidalgo, el poeta de la revolución; continúa con la generación del 37, dentro de la cual critica a Sarmiento por su visión denigratoria del gaucho; con la literatura gauchesca, de la que excluye a Ascasubi y del Campo;  hasta llegar al Martín Fierro, obra que incluye dentro de la épica, aunque no encaje en los moldes tradicionales de este género, ya que –afirma Villanueva- la épica evolucionó con la sociedad.

   Otro aspecto de este autor destacado por la crítica ha sido su preocupación por el habla popular.  Muestras de ello son sus investigaciones, numerosos artículos, y algunos libros que tratan o están escritos en lenguaje gauchesco o  lunfardo.  Son célebres sus textos, productos de años de pacientes búsquedas y sucesivas escrituras, referidos al mate: El arte de cebar, El mate a través del arte, El lenguaje del mate, La Boca del mate.

   La selección que realizamos en este Rescate se propone, además de mostrar los diversos géneros de la producción de este autor, ofrecer textos de lectura agradable.  Es decir, en el caso de los cuentos y poemas, no incluimos aquellos donde la intencionalidad política se imponía por encima de la literaria; sino otros en los cuales encontramos historias interesantes o expresión poética más genuina.

   Finalmente, una referencia a la obra consultada para esta lectura: Amaro Villanueva, Obras completas, edición la Universidad Nacional de Entre Ríos,  Paraná, 2010; dirección de Sergio Delgado.

  En estos tres tomos, casi tres mil páginas, se reúnen sus libros publicados, pero también sus textos inéditos, y publicaciones dispersas en periódicos.  Sus obras no habían sido reeditadas en los últimos cincuenta o sesenta años, por lo cual solo se podía acceder a ellas por herencias, bibliotecas o librerías de usados.  Ahora, todos los entrerrianos pueden leer y recuperar a Amaro Villanueva.

Amaro Villanueva

Biografía tomada de http://www.eduner.uner.edu.ar

1900

José Napoleón Amaro Villanueva nace el 13 de septiembre en Gualeguay, provincia de Entre Ríos.

Villanueva pasa su infancia y juventud en Gualeguay. Es compañero de Carlos Mastronardi en la escuela elemental, gestándose de niños su amistad.
  
1914
Ingresa en la Escuela Normal de Gualeguay, siguiendo la vocación de maestro.

1920
Se gradúa como maestro normal y bachiller en su ciudad natal, en la Escuela Normal Mixta de Maestros.
Conoce a Juan L. Ortiz, en la Biblioteca Popular “Bartolomé Mitre”, de Gualeguay. Será él quien lo apodará el “criollo universal” en su nota sobre “Gualeguay y su paisaje” (Juan L. Ortiz, Obra completa, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1996, p. 1017). Entablarán una larga amistad, que en lo literario se inicia con unos poemas en prosa que Amaro había escrito en el periódico Vida Nueva, que dirigía su padre.
  
1921
Aparece en Gualeguay el periódico Cascabel, uno de los primeros emprendimientos editoriales que protagonizó Villanueva y donde retrata personajes de su ciudad y de Gualeguaychú.

 
1922
Inicia en Rosario estudios de medicina, que abandonará luego por el periodismo y la literatura.

Luego de Cascabel, emprende con su tío Amadeo Gianello y su hermano Américo la realización de una revista de gran formato, Arco Iris, de la que aparecerá un solo número, y ediciones de narraciones del litoral, alcanzando a salir de imprenta una de Juan L. Ortiz y otra con un cuento de S. Danero, de Gualeguaychú.

 
1925
Villanueva publica en el diario La Nación un poema titulado “Un horgón”.

Viviendo todavía en Rosario se emplea en Vialidad Nacional.

Empieza a definir con mayor sistematicidad su trabajo en un archivo, que no abandonará nunca y a partir del cual se desplegarán sus futuros proyectos alrededor del mate.

 

1927
Se radica en Paraná, donde continúa su trabajo en Vialidad Nacional, se desempeña como docente en una escuela nocturna y actúa como secretario de redacción del diario Crónica, de esta ciudad, dirigido por Aníbal S. Vásquez.

 
1929
Escribe los sonetos “Provocación a Pancho Ramírez, desde su pedestal”; “Soneto a la vuelta monumental de Urquiza”; “Proclama a Crispín Velázquez, caudillo de hombres”; “Piedra para el pedestal de Carriego, el Viejo” y “Soneto erigido a don Diego Fernández Espiro”. Se publicarán un año después en la revista Nosotros, dirigida por Roberto F. Giusti y Alfredo A. Bianchi y luego se integrarán en el libro Son sonetos.

 
1930
El 1º de junio inicia la publicación en El Diario de Paraná de los denominados Versos gauchipolíticos con el seudónimo de Pepe K. Rozo, que devendrá en Pepe Caroso. En distintas oportunidades Villanueva también utilizará, entre otros, los seudónimos Matildo Bedoya, José Nap, Estanislao del Pueblo, Juan P. Lucero, Ramón Ulasia (h.), Ana Esther Pons, Ariel Montoya, Rutilio Lares, El zurdo Moreyra y Amaro Gianello.

Se funda en Paraná el diario Entre Ríos, dirigido por el doctor Ernesto Sammartino, siendo Villanueva secretario de redacción. Se publica hasta 1931. Cuenta con una sección humorística denominada “El Fogonazo”, donde Villanueva participa con sus escritos, entre ellos, algunos gauchipolíticos.

En el Instituto del Profesorado de Paraná –siendo estos años Facultad de Ciencias de

la Educación, dependiente de la Universidad Nacional del Litoral– se desarrolla un fecundo movimiento intelectual alrededor de Carlos María Onetti (que obtuvo su cargo de profesor en esta facultad en 1927). Entre los jóvenes discípulos y amigos podemos nombrar a Villanueva, Alfredo Martínez Howard, Alfonso Sola González, Carlos Alberto Álvarez, Rubén Antonio Turi y Reynaldo Ros.

El 16 de agosto se funda la Asociación de Gente de Arte “Vértice”, agrupación que promovió una intensa actividad cultural en distintas expresiones artísticas en la ciudad de Paraná y que tuvo entre sus principales animadores a Villanueva, Onetti y Ponciano Jacinto Zaragoza.

 
1932
Dirige la página literaria de El Diario de Paraná, dotándola de excelente calidad formal y dando gran protagonismo a los escritores de la región. Se desempeñará también como secretario de redacción de este matutino.

Funda el Círculo de Periodistas de Paraná, una de las entidades gremiales que, en 1938, darán vida a la Federación Argentina de Periodistas.

 
1936
Por razones de salud y agotamiento deja su trabajo permanente en El Diario.

Intentará cubrir sus necesidades como escritor independiente. Por su correspondencia con César Tiempo se advierte que ya se definen los ejes centrales de su trabajo literario, que culminarán en sus principales obras.

 
1937
Publica Versos para la oreja.

Escribe Chafalonía, que permanece inédito hasta la edición de sus Obras Completas (UNER).

 
1938
Publica Mate: exposición de la técnica de cebar.

En diciembre publica en Sur “Preludios de Martín Fierro”, artículo que integrará uno de los capítulos de Crítica y pico.

 
1942
El domingo 12 de abril publica su primera crónica paranaense en el diario El Litoral de Santa Fe, titulada “Paraná, rosa de otoño”, iniciando una serie de periodicidad semanal de manera ininterrumpida hasta principios de 1946.

 
1943
El domingo 22 de noviembre inicia sus crónicas semanales “Después de la guerra...” en El Diario de Paraná, que publicará hasta el domingo 25 de diciembre de 1944.

 
1945
Publica Crítica y pico. Plana de Hernández.

 
1951
Es candidato a gobernador de Entre Ríos por el Partido Comunista. En el marco de su militancia, escribe una serie de poemas políticos, que titula “Nuevos sonetos medicinales”.

 
1952
Publica Son sonetos.

 

1954
Comienza a colaborar con la publicación comunista sobre literatura Cuadernos de Cultura, participación que continuará hasta sus últimos días.

 
1955
Publica El ombú y la civilización.

Es uno de los mayores colaboradores, desarrollando sus amplios conocimientos lexicográficos, de

la Gran enciclopedia argentina, de Diego Abad de Santillán. 

Deja su provincia para trasladarse a la Capital Federal.

 
1957
Publica los libros Garibaldi en Entre Ríos y La mano y otros cuentos.

 
1958
Se une con Blanca, hija del escritor Alberto Gerchunoff, con quien mantenía una relación afectiva desde hacía algunos años.

 
1960
Publica El mate. Arte de cebar, obra que amplía y corrige El mate. Exposición de la técnica de cebar, de 1938.

 
1962
Publica el artículo “El lunfardo”, que es su primera sistematización del estudio del habla popular de Buenos Aires que viene realizando metódicamente desde hace por lo menos diez años.

El 21 de diciembre, en la sede del Círculo de la Prensa, se funda la Academia Porteña del Lunfardo. Villanueva firma el acta de fundación. En estos años comienza el armado, como lo ha hecho con el mate, de un fichero lexicológico con términos lunfardos, en el proyecto preparatorio de un diccionario, que no logra concluir. Este archivo, que se encuentra en la Academia Porteña del Lunfardo, está integrado, aproximadamente, de tres mil fichas.

 
1963
Concluye Lunfardópolis, que originalmente se proyectó como una carpeta con poemas porteños en lunfardo, ilustrada y diagramada por Víctor Rebuffo. Realiza y edita artesanalmente en ejemplar único la obra Versachos, destinada a León Benarós.

 
1964
Se publica El mate, carpeta con textos de Villanueva y pinturas y dibujos originales de Carlos Alonso, Héctor Basaldúa, Juan Batlle Planas, Antonio Berni, Horacio Butler, Juan Carlos Castagnino, Juan Grela, Roberto González, Enrique Policastro y Raúl Schurjin.

 
1965
Supervisa el cortometraje La historia del mate, dirigido por Héctor Franzi.

 
1967
Se publica El lenguaje del mate.

 
1969
Se deduce de distintos relatos que sufre una grave afección pulmonar. Sigue trabajando hasta el último momento.

Fallece el 5 de agosto en la ciudad de Buenos Aires.